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¿Está el cambio climático creando huracanes súper destructivos?

Al huracán Irma se le temía mientras se acercaba, antes de tocar tierra el pasado miércoles. Las dudas acerca de su fuerza se disipaban un poco antes de golpear las islas. La tormenta tropical que se iniciaba el 30 de agosto en el océano se transformaba en un huracán alcanzado un tamaño similar a Francia.

Con vientos que han llegado a los 295 kilómetros por hora y de categoría 5, la máxima existente en la escala Saffir-Simpson, ya ha asolado la isla Barbuda, dejando nueve de cada diez casas destrozadas. En las de San Martín y San Bartolomé, la gente no tiene electricidad ni agua potable. Tras pasar ayer rozando Puerto Rico, ahora se dirige a Florida, donde se espera que impacte con violencia el fin de semana. Se llevan contabilizados 11 muertos.

El huracán Irma, el mayor de la historia formado en el océano Atlántico, llega apenas una semana del devastador Harvey. Si bien los científicos explican que los huracanes no son causa del cambio climático, sí que podría provocar las condiciones necesarias para que su fuerza y la descarga de sus potentes tormentas. Barajan la posibilidad de que los huracanes peligrosos se vuelvan cada vez más comunes.

Huracán Irma tras su paso por la isla de San Martín

Al año se calcula que se producen unos 80 fenómenos ciclónicos. De tormentas tropicales, cuando van a más de 62 km/h, se convierten en huracanes a partir de los 118 km/h. Luego, se incluyen en las cinco categoría que advierten de su peligrosidad. Por ejemplo, otra tormenta tropical, Katia, que está atravesando el Atlántico se ha anunciado que es ya huracán de categoría 1 y que se encuentra a 300 kilómetros de las costas de México. Otro huracán que también se declaró ayer, José, se teme que toque tierra en los próximos días y siga la misma ruta que Harvey. Todavía no se sabe si subirán de categoría en su avance.

El temor es que “el número de huracanes y tifones categoría 4 o 5 se incrementará”, dijo a Monde el meteorólogo Frédéric Nathan.

De hecho, existen unas serie de condiciones perfectas que los desatan, como ha sucedido con Irma. En esta época del año, las temperaturas del océano se encuentran entre 1ºC y 1,5ºC más altas que de costumbre. Un océano a más de 26ºC es combustible para alimentar a los huracanes, los intensifica.

Cuando la superficie del agua es más caliente, se evapora con más facilidad formando las tormentas en el océano más potentes. La subida del nivel del mar también los moldea al permitirles que se adentren más al tocar tierra. Alimentados por el vapor, con una humedad en la atmósfera mayor, las lluvias precipitan con potencia. El temor se asienta en que todos los condicionantes se acentúan al calor del cambio climático.

“Desafortunadamente, los huracanes consiguen su energía destructiva del calor del océano, y las temperaturas del agua de la región son muy elevadas”, lamentaba el científico Anders Levermann, del Instituto Potsdam, como recoge Bloomberg.

A raíz del huracán Harvey, un estudio de 2016 del investigador Kerry Emanuel cobraba fuerza al señalar que “los huracanes serán capaces de intensificarse más rápidamente en climas que se calientan” restando el margen de tiempo para que la gente se prepare. No se puede establecer un vínculo directo hasta trabajos a más largo plazo. Pero cuando el huracán Irma pase cerca de la mansión Mar-a-Lago de Trump en Florida, las ráfagas le recordarán que quizá el cambio climático no es para tomárselo en broma.

Fuente: http://www.playgroundmag.net/noticias/actualidad/huracan_Irma-mas_violento-cambio_climatico_0_2043395661.html

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