Espiritualidad

La Cuaresma, ¿Cómo Vivirla?

Este tiempo es de gran importancia para el pueblo Cristiano, el de mayor relevancia en el año, debido a que se inicia con el memorial de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, pero y tú ¿cómo la vives? ¿guardas un verdadero sentido de arrepentimiento? o ¿sigues tu vida como de ordinario en vanas alegrías y con tu vida llena de faltas, vicios y pecados?… Reflexionemos sobre ello.

La Iglesia está de luto y todos los católicos con ella; en los templos todas las señales de alegría brillan por su ausencia, las flores que adornan los altares son moradas, color que significa la penitencia el dolor, y las sagradas imágenes se cubren con un velo morado, lo cual es señal de penitencia que debe vivirse desde hoy miércoles de ceniza y hasta el domingo de Pascua.

Aquellos corazones donde hace eco el profundo sentir de la Iglesia viven cristianamente la cuaresma y semana santa, pero para aquellos que no significa nada el hacer penitencia, aquellos que hacen oídos sordos de empezar los 40 días de dolor y sacrificio, a ellos no les importa y llegarán hasta el viernes de la dolorosa pasión del Redentor, como cualquier otro día.

Para aquellos que la fe no sostiene su vida y hacen oídos sordos al llamado de vivir estos santos días con verdadero luto, con arrepentimiento de los pecados y propósito de enmienda, para aquellos que el mundo los tiene inundados con sus prácticas mundanas viven estos días como cualquier otro.

Aprovechan las vacaciones para irse a la sierra a la playa o … lo peor que puede pasar es que vuelvan a crucificar a Nuestro Señor con diversiones desordenadas, pecaminosas; y es que el príncipe de este mundo prepara diversiones y desenfrenos para que nos olvidemos de nuestras raíces cristianas, para que dejemos nuestras prácticas de un verdadero hijo de la Iglesia la cual nos llama a penitencia.

La Iglesia, nos llama a conversión con el recuerdo vivo, palpitante de la muerte de Cristo Nuestro adorable Salvador; nadie puede quedarse ajeno sin participar en esta abstinencia y ayuno, sin ir a los retiros cuaresmales y a las tradicionales ceremonias que tienen lugar el Triduo Sacro… todos participan, fieles e infieles, amigos y enemigos, católicos practicantes y los que lo son solo de nombre, pues sucede lo mismo que sucedió allá en Jerusalén, en el Viacrucis, ese camino doloroso hasta llegar al Calvario.

¿Quiénes presenciaron aquel Viacrucis? TODOS, fariseos y publicanos, dos ladrones y doce apóstoles, autoridades religiosas y civiles, un traidor y una madre dolorosa, y ¿cómo participaron? Unos llorando y suspirando, otros riendo y burlándose, unos golpeándose el pecho reconociendo la divinidad del Redentor y otros golpeando a Cristo, lanzando salivazos y blasfemias porque ese dice que es Hijo de Dios ; ahora bien.

¿Quiénes presenciaron aquel viacrucis? TODOS, pero de distinta manera, es que había dos posturas, unos estaban allí compadeciéndose del “varón de dolores”, del “cordero de Dios”, ellos se compadecían de sus sufrimientos, se unían a su Redención y al ver que la causa de la muerte de Cristo eran sus pecados, al ver que el castigo que debía recaer en ellos, recayó sobre Él y “por sus llagas fuimos curados”, por eso se golpeaban el pecho de dolor y contrición, todo esto era meritorio para ellos y agradable para Dios.

Por otra parte había otra postura, otro bando, la de aquellos que no se sentían identificados con Cristo, sus sufrimientos poco importaban, no lloraban ni se compadecían porque su soberbia los tenía ciegos, su orgullo les impedía ver que todas las profecías se cumplían en Él pues taladraron sus manos y sus pies, se podían contar todos sus huesos, le dieron a beber hiel y vinagre, se repartieron sus vestiduras y echaron suertes sobre su túnica para ver de quien iba a ser, fue puesto entre malhechores y finalmente vieron al que traspasaron (Salmo 21).
  

Sus pecados los llevaron al endurecimiento del corazón, al encallecimiento de su conciencia, a no aceptar razones, a negar las profecías de la Sagrada Escritura, a tapar el sol con un dedo, a blasfemar y escupir. Estos fueron al Calvario a reír y divertirse viendo morir a un ajusticiado que decía ser Hijo de Dios.

Pues bien, la Pasión Dolorosa se sigue reviviendo, Cristo sigue sufriendo ¿y cómo participaremos en este viacrucis del 2016? ¿Asistiendo a las ceremonias religiosas, alimentando nuestras almas con la oración, la confesión y la comunión, o asistiendo a espectáculos alimentando nuestro cuerpo con comilonas y bebidas que suben hasta trastornar la cabeza? ¿iremos a reír y bailar a los antros, a turistiar a la sierra u otro lugar cualquiera? O ¿iremos con seriedad, reflexión a las Iglesias, guardando el luto que merecen estos santos días?

Espero que escojan la mejor parte acudiendo al llamado que hace la Iglesia de asistir a los retiros cuaresmales, espero que haga eco en su interior los sufrimientos de Cristo clavado en la cruz, coronado de espinas y traspasado por una lanza; espero que sean católicos practicantes, que acudan a recibir los sacramentos a fin de que aprovechen en buen sentido de ese precioso fruto que es la preciosa Sangre de Cristo que ella purifique, redima y santifique sus almas en estos solemnes días.

 

“Ayuna porque has pecado, ayuna para no pecar, ayuna para recibir” San Juan Crisóstomo.

Finalidades del ayuno. Doma las pasiones, previene frente a los ataques de la pasión,Perfecciona al alma, satisface y aplaca a Dios . San Basilio.

  El ayuno doma las pasiones.

“castigo mí cuerpo y lo esclavizo, dice san pablo, no sea… que resulte yo descalificado” ¿Por qué juzgaba necesario san Pablo el castigo de su cuerpo para poder vencer en la carrera del espíritu? Porque la mortificación en general, y muy en particular el ayuno, le era necesaria para dominar este cuerpo, que le impedía correr.

El alma fue creada como señora, y el pecado la esclavizo el cuerpo. El ayuno, domando a este restablece  la debida jerarquía.

Sansón, abstemio y cumpliendo la ley del nazareato, era el terror de los filisteos. Dominado por el vino y el placer, cayó en manos de Dalila. // San Jerónimo y de otros muchos santos hacían penitencias y ofrecían ayunos cuando sentían el aguijón de la tentación. ¿Tenemos acaso nosotros más gracias que ellos?

El ayuno previene frente a los ataques de la pasión.

Al debilitar el cuerpo por el ayuno realizado con estos fines se robustece la voluntad y, robustecida esta, se perfecciona el alma y se atrae un contingente mayor de gracia de Dios. De ahí que como consecuencia se siga un debilitamiento de las tentaciones y un acrecentamiento de  fuerzas para vencer sus embates.

De la abstinencia nacen los pensamientos castos, los deseos razonables, los consejos saludables, a la vez que por medio de la aflicción voluntaria muere la concupiscencia de la carne y se renueva el alma, llenándose de virtudes (San León Magno).

En cierta ocasión y cuando los apóstoles no podían arrojar a un demonio, el Señor les dijo: “Esta especie (de demonios) no puede ser lanzada sino por la oración y el ayuno” (Mt. 17, 21).

No hay porque restringir la observación del Señor a ciertos casos de posesión. Puede y debe extenderse a las tentaciones más fuertes provocadas por el demonio. Así nos lo demuestran los santos, que hacían oración y ayuno para vencer las tentaciones.

El ayuno satisface y aplaca a Dios (San Ambrosio)

Con relación a nuestros pecados, el ayuno:

Nos alcanza el perdón de Dios. Es predicación constante de los profetas. Es práctica de la Iglesia en tiempos cuaresmales y de misión. //Joel: “Convertíos a Dios de todo corazón, en ayuno, llanto y en gemido…, convertíos a Dios, que es clemente y misericordioso… tocad la trompeta en Sión, promulgad el ayuno… entonces Dios, encendido en celo por su tierra, perdonó a su pueblo”.

Detiene los castigos de Dios. Los caminos de Dios no son más que dos: o la justicia o la misericordia. Haciendo nosotros justicia sobre nosotros mismos, alcanzamos la misericordia de Dios. //los ninivitas dijeron hagamos ayuno y penitencia para ver si así no nos castiga Dios.

Satisface por la pena temporal merecida. Todos hemos pecado. Un día obtuvimos el perdón; pero aún después de él habremos de sufrir un castigo temporal en esta vida o en el purgatorio.

He aquí algunas cosas que puedes hacer para vivir intensamente LA CUARESMA y sacarás mucho fruto para tu vida:

+ Dejar de comer algo en la cuaresma: dulces, refrescos, panes o galletas.

+ visitar algún enfermo por amor a Jesucristo azotado y doloroso.

+ Confesarte y comulgar en reparación de tanos pecados que se cometen.

+ Ayudar algún necesitado por amor a Jesucristo que no tenía ni donde reclinar su cabeza.

+ Asistir a los retiros cuaresmales con gran deseo de avanzar en la perfección cristiana.

+ Rezar el Viacrucis meditando en la Pasión dolorosa.

+ Asistir a los oficios de semana Santa en la Iglesia.

+ Hacer la jaculatoria varias veces al día: Te adoramos oh Cristo y te bendecimos, porque por tu pasión dolorosa redimiste al mundo y a mi pecador.

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