Liderazgo

¿No sabes escuchar? 3 consejos que te ayudarán

Nelson Mandela, fue filántropo, activista contra el apartheid, presidente de Sudáfrica (1994-1999), y también era hijo de un jefe tribal, y en una ocasión un periodista le pregunta:

Periodista: ¿Cómo aprendiste a ser un gran líder?

Nelson Mandela: Cuando era joven acompañaba a mi padre a las reuniones de la tribu y recuerdo dos cosas. La primera, es que en las reuniones siempre se sentaban en circulo, y segundo mi padre siempre era el último en hablar.

Hay una diferencia entre escuchar y esperar tu turno para hablar. La escucha activa, en su nivel más básico, se trata de enfoque y prestar atención. Sin embargo, en su nivel más efectivo, la escucha va mucho más allá de simplemente prestar atención.

Aprender a escuchar es una habilidad que requiere práctica. Es intentar encontrar significado a lo que oyes. No se trata sólo de concentrarse en lo que te dicen: es la búsqueda activa de la comprensión.

Los que saben escuchar tienen una gran ventaja. Por un lado, cuando participan en una conversación, hacen que la gente se sienta escuchada y que realmente entiendan sus necesidades y deseos. Alguien así se preocupa por entender.

Un buen oyente debe ser bueno para hacer preguntas. Es casi imposible entender lo que alguien quiere o necesita en el primer intento, no porque no esté siendo claro (aunque a veces puede ser el caso), si no porque a menudo la gente no expresa sus necesidades reales.

Escucha este ejemplo…

Un empleado exige más dinero por su trabajo, porque siente que está siendo mal pagado por lo que está haciendo. Un buen oyente, va a querer entender la raíz de su sentimiento, querrá entender la razón por la cual el empleado no se siente apreciado. Va a hacer preguntas correctas, se revelará que es el trabajo en sí y no el dinero como causa del descontento.

El empleado siente que está luchando porque no tiene la habilidad para manejar la responsabilidad que se le da. Pagarle más se ocupará del síntoma, pero sólo cuando se proporcionan herramientas o capacitación adicionales, el empleado se sentirá cuidado en el futuro. Y su verdadero valor para la organización será plenamente realizado.

Estos son algunos consejos para practicar y convertirse en un buen oyente:

1. Trabaja para entender
Conscientemente trabaja para entender la razón por la que alguien está diciendo lo que le está diciendo. No asumas lo que dicen y lo que significan son lo mismo. Y no asumas que las soluciones que ofrecen arreglarán el problema.

2. Has preguntas específicas
No preguntes, “¿qué quieres decir con eso?”, después de cada declaración.

Eso es frustrante para la persona que habla contigo. Has preguntas específicas a las cosas que dicen. Por ejemplo, si alguien dice: “Quiero ser médico”, en lugar de preguntar por qué quieres ser médico, pregunta: qué tipo de médico quieres ser.

De esa manera obtendrás una imagen más clara del tipo de persona que es y cuáles son sus fortalezas.

3. Repite lo que se ha dicho
Practica diciendo: “Déjame ver si entiendo”, luego repite lo que piensas que significa con tus propias palabras. Ellos estarán de acuerdo o en desacuerdo contigo. Pero lo más importante es que se sentirán escuchados y trabajarán juntos para encontrar claridad y entendimiento común.

Los grandes líderes son los que saben escuchar, esto les da pulso con su gente, o un sentido innato de lo que está sucediendo en su organización, su equipo o su tribu.

Lo mismo ocurre con la innovación o el servicio al cliente. Las empresas que saben escuchar son las que desarrollan productos y sirven a la gente con base en sus deseos, y necesidades actuales.

“Tenemos dos orejas y una boca para que podamos escuchar el doble de lo que hablamos”
: Epicteto.

Fuente: https://www.entrepreneur.com/article/295909

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