Emociones

Suicidio, la puerta falsa

No distingo luz, no percibo amor,

tan solo reconozco un profundo miedo enmarcado en un crónico dolor.

No te pido que entiendas mi tormento,

pues desde el fondo de mi alma te manifiesto que te quiero y

no deseos que vivas en vida éste particular infierno.

Quisiera poder quererme como a ti te quiero,

pero permanecer más ya no puedo,

y recurro a la impensable muerte.

Intente hacerlo bien, una vez más,

y al medir mis fuerzas evalúo que ya no puedo más.

Bien sé que no me necesitas con la misma intensidad con la que yo me aferro a ti.

No puedo comer, no puedo pensar,

no puedo vivir encerrado en ese argumento,

en esa frase, en ese momento en ese indeseable encuentro,

pues se apoderó de mi aliento y mis ganas de respirar.

No te atrevas a juzgarme, pues mi piel transpira dolor puro,

y si misericordia tienes de mí,

también sabrás que duele menos morir que permanecer aquí.

Un alma a punto de morir.

En mi experiencia clínica es fácil percibir el sentimiento de abandono e incertidumbre ocasionada por la depresión en algunos pacientes, pues estos sentimientos se encuentran a flor de piel y se respiran al emitir un par de palabras.

Mucho se ha hablado de la creciente y preocupante tendencia que tiene la conducta suicida en nuestro tiempo, y preocupa también que la población joven ha venido replicando este patrón de conducta destructiva en los últimos tiempos.

Entre las causas más frecuentes de suicidio se encuentran: Problemas afectivos, Ausencia espiritual, Problemas económicos y sociales, Depresión; y enfermedades crónicas o definitivas

¿Qué motiva a un ser humano a suicidarse?

Según El profesor de Psicología Thomas Joiner, de la Universidad Estatal de Florida “El deseo de la muerte, está compuesto de dos estados psicológicos: Una percepción de ser una carga para los demás y un sentimiento de no pertenecer a nada. Por sí mismos, ninguno de estos dos estados es suficiente para despertar el deseo de la propia muerte, pero juntos producen un deseo que puede ser mortal cuando se combinan con la habilidad adquirida de producirse una autoagresión”.

Si somos conscientes que cada 40 segundos se suicida alguien en el mundo. Equivale, aproximadamente, a un millón de personas al año, cifra semejante a las muertes en accidentes de tránsito. Aterroriza la idea al pensar que el monstruo pudiera estar en casa y atacar a alguien cercano a nuestro ser. Por desgracia no hay vacuna, pero si medidas de tratamiento a fin de mitigar este indeseable efecto.

En una ocasión como parte de la retina de trabajo, efectué una llamada, contesto la secretaria y al preguntar por el empleado, su voz titubeó y dos segundos después se escuchó un llanto contenido que argumento, ¡El no volverá!. Era difícil pensar que un tipo tan simpático, positivo y responsable tomara una decisión así. Pensé que esto era muy difícil advertirlo en personas que no están directamente vinculadas a mi vida y reflexioné también que pudo haber dado manifestaciones que nadie tuvo el conocimiento o la habilidad de percibirá fin de ofrecer ayuda.

Es importante recordar que el suicidio es para muchos la única alternativa para aplazar el dolor emocional que supera con mucho el dolor físico. Para el sujeto no es una “Puerta falsa” se visualiza como la única salida al terrible dolor emocional que enfrentan, y es precisamente éste dolor el que nos les permite pensar en los efectos desgastantes que genere su ausencia.

El mayor temor que enfrentamos los padres es sentir que alguien indefenso nos necesita, porque realmente esto es una realidad, ello nos permite ser cautos, responsables de nuestras acciones y creativos para vivir nuestra vida en mejores condiciones, una persona deprimida no cuenta con ésta inspiración, necesita sentir que alguien le necesita, porque ello trae consigo el sentido de pertenencia.

Las medidas que me permito compartir a continuación son contributivas a crear sanos ambientes emocionales y prevenir éste y otros problemas en la personalidad del sujeto.

Escuche con atención, por más valioso que sea lo que tiene usted que decir, es muy importante lo que el otro necesita expresar, sea receptivo y no juzgue el contenido. El paciente no necesita un juez, necesita ayuda para generar alternativas.
No evalúe y clasifique los problemas como grandes o pequeños, como trascendentes o sin importancia, su realidad es distinta a la del paciente, demuestre comprensión y apoyo.
Demuestre que el o ella es alguien incondicionalmente amado. Que sobre todas las cosas esto así será, incluso cuando no podamos estar juntos, el amor que él o ella generan es indestructible y particularmente especial para nosotros.
No sugiera, no decida, solo se necesita saber amar y permítase demostrarlo.
Esta fórmula acompañada de la ayuda profesional son elementos indispensables para una profunda sanación, los problemas no se olvidan, pero a través de la terapia se aprende a vivir y cambiar las estrategias de muerte por acciones de vida. Le deseo mucha perseverancia y amor para luchar por defender éste maravilloso y pasajero momento llamado vida.

Asesoría Profesional

Sonia Isabel Vázquez Sánchez

Contacto: [email protected]

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