Emociones

Decir “No”: ¿Cómo aprender a poner límites?

Fotografía de Freepik.

Saber decir “NO” y poner límites no es para nada fácil, pero es necesario para sentirnos bien con nosotros mismos y con quienes nos rodean. Cuando hablamos acerca de la comunicación asertiva, encontramos diversas técnicas que pueden resultar útiles en este tipo de situaciones.

¿Por qué nos cuesta decir “NO”?

Existen varios factores que influyen en nuestra capacidad para poner límites o negarnos a las peticiones de los demás. Generalmente hay creencias irracionales que sostienen este problema, por lo cual nos lo hacen más difícil.

Algunos de ellos son:

  • Sentirnos culpables si no hacemos lo que nos piden: En ocasiones priorizamos las necesidades de otros sobre las nuestras, y llegamos a sentir culpa si decimos NO a alguna petición. Los pensamientos que podemos generar suelen ser exagerados, si bien no se trata de ser radicalmente egoístas, también hay que entender que no somos malas personas por priorizar nuestros intereses.
  • Queremos hacernos responsables de todo: También puede pasar que nos cuesta decir no porque tendemos a hacernos responsables, muchas veces por el “bien común”, de tareas que no tienen por qué ser responsabilidad nuestra. Esto suele pasar en trabajos grupales: para que el resultado final sea el ideal, una persona tiende a responsabilizarse del equipo, hacer el trabajo de otros o revisarlo.
  • Sobrevalorar la opinión de otros por encima de la nuestra: Si al momento de tomar una decisión tenemos como principal punto lo que los demás opinen de nosotros, podemos equivocarnos y guiar nuestra conducta por este tipo de valoraciones, en lugar de nuestros propios motivos y valores. Recuerda que no siempre podemos evitar el conflicto o no siempre podemos caerle bien a todos, así que debemos confiar en nuestra capacidad de resolver conflictos y saber defender educadamente y con firmeza nuestras decisiones, con todo y lo que piensen los demás.

¿Cómo decir que NO o poner límites de buena manera?

1.- Detecta situaciones problemáticas

Es importante reflexionar y detectar situaciones en las que hemos dicho que sí, cuando hubiéramos preferido decir no, o aquellas en las que consideramos que debimos haber puesto límites.

¿En qué contexto ocurre? ¿Con quiénes? ¿Hay personas con las que no suceda? ¿Y personas con las que no nos pase tan seguido?

Toma en cuenta este tipo de situaciones que hayas vivido, en las que te haya costado decir no, examinando con quién y en qué contexto.

2.- Analiza los pensamientos y emociones que te hacen decir sí en lugar de no

Pregúntate, ¿Qué pensamientos vienen a tu mente en esos momentos? ¿Cómo te sientes? ¿Qué te dices a ti mismo? En este punto es importante detectar ideas irracionales y racionalizarlas.

3.- Analiza las intenciones del otro y las expectativas que presuponemos

Reflexiona sobre las situaciones en las que te cuesta decir que no, piensa con detalle las intenciones que podemos llegar a suponer en la otra persona.

¿Qué tipo de relación tengo con ella? ¿Creo que intenta manipularme o siento confianza? ¿Por qué quiere esta persona que diga que sí, qué beneficio le supone esto? ¿Y a mí? ¿Qué expectativa estoy intentando cumplir hacia esa persona? ¿Que creo que espera de mí?

Como indicamos en el punto anterior, es importante detectar si esta idea que tenemos es realista y racional.

Estrategias para decir que NO

Hay diversas estrategias de comunicación que podemos aplicar en estos casos. Es importante que acompañemos nuestras palabras con una buena comunicación no verbal: un tono de voz claro, firme, postura erguida, vista de frente y una expresión amable.

Asertividad elemental:

Se trata de explicar nuestra futura de forma sencilla, directa, dando una explicación breve del porqué decimos NO, sin extendernos demasiado.

Ejemplo: ¿Vienes a tomar algo al salir del trabajo? – No, gracias, tengo cosas que hacer en casa esta tarde.

Asertividad Empática: 

Se refiere a ponernos primero en el lugar del otro, validar sus argumentos y el cómo se siente, para después exponer nuestro punto de vista. Podemos concluir con un mensaje positivo o una sugerencia.

Ejemplo: Entiendo que andas mal con los tiempos y estas agobiado, pero no puedo ayudarte a terminar el trabajo, lo siento, tengo otro tanto acumulado también y tampoco tengo tiempo, quizás puedes pedir a otra persona que te eche una mano.

Banco de niebla:

Esta estrategia es de utilidad ante gente insistente, cuando ya hemos probado otra opción o cuando la presión es explícita. Se trata de dar parte de razón a un argumento del otro, pero manteniéndonos en nuestra postura.

Ejemplo: – Esta oferta es única, si elige nuestro servicio, podría ahorrarse mucho dinero y llevarse un fabuloso regalo. Que dice, ¿firmamos el trato?

– Es verdad, puede que sea una muy buena oferta, pero no quiero tomar esa decisión ahora, no es un buen momento.

Aplazamiento asertivo:

Esta técnica es útil cuando nos sentimos muy ansiosos por la situación y no podemos decidir con claridad. En este caso, lo ideal es postergar nuestra respuesta hasta que nos sintamos más tranquilos para elegir qué hacer.

Podemos decir que debemos reflexionar sobre el tema, o consultar nuestra agenda, y dar respuesta más tarde.

Ejemplo: – Me ha surgido un problema en casa y no puedo venir el sábado a trabajar. ¿Me cambias el turno? ¿No te importa verdad? Luego yo hago otro día por ti…

– No puedo confirmarte ahora, déjame ver cómo ando de tiempo y te digo algo en unas horas.

Muchas veces nos pasa que decimos que sí muy rápido cuando nos piden algo, sin realmente pensar las implicaciones de la misma. Una recomendación es aplazar tu “sí”, reflexionar primero, utilizar condicionales o decir que lo analizarás antes de dar una respuesta; evita dar un sí inmediato, y reflexiona siempre antes la respuesta.

Técnica del acuerdo asertivo:

Es muy útil cuando tememos que al decir no, podemos dar pie a interpretaciones erróneas acerca de nuestras intenciones, personalidad, cuando la otra persona nos juzga o cuando hay un intento de chantaje emocional.

Se trata de exponer nuestros motivos, aclarando que no tiene nada que ver con el hecho de ser buena o mala persona.

Ejemplo:

— Eres un aburrido por no querer venir a la fiesta con nosotros.

— Esta noche no tengo ganas de salir, estoy cansado, el que no vaya no quiere decir que sea un aburrido, simplemente no me dan ganas.

Decir que no, pese a las insistencias

Uno de los problemas más comunes que enfrentamos a la hora de decir NO es cómo reaccionar frente a las insistencias y mantenernos firmes en nuestra negativa. Para esto podemos utilizar las siguientes estrategias:

Técnica del disco rayado

Consiste en mantenerse firme, repitiendo varias veces nuestro punto de vista en un tono calmado ante las insistencias del otro.

Ejemplo:

– ¿En serio no irás a la fiesta del sábado? ¡Nos la vamos a pasar muy bien!

-Te agradezco la invitación, pero tengo otras cosas que hacer.

– ¡Vamos, ándale! ¡No seas mala amiga! Si no vienes no será lo mismo.

– No soy mala amiga, ¡Los quiero un montón y me gusta mucho salir con ustedes! Pero el domingo quiero madrugar y prefiero no ir a la fiesta, gracias por invitarme pero no busco salir este sábado.

– Pero puedes venir igual, aunque vayas a la playa el domingo, ¡Vamos!

-Prefiero quedarme en casa este sábado, de verdad.

Técnica para procesar el cambio

Se refiere a desplazar el foco de atención hacia lo que está ocurriendo, como si viéramos la conversación desde fuera. En el caso de que haya insistencia, podemos responder, por ejemplo: “llevas un rato insistiendo, pero no voy a cambiar de opinión, en serio” o “ya llevamos un buen rato con este tema, ya te dije que no, no sigamos dándole vueltas”.

La práctica hace el maestro

El llevar a la práctica estas técnicas de comunicación asertiva, y que además nos salga de forma espontánea, no es sencillo.

Para aprender nuevos patrones de respuesta tenemos que entrenarlos y lamentablemente no nos van a salir de buenas a primeras el 100 por ciento de las veces. Toda nueva habilidad requiere un aprendizaje y práctica, y poco a poco lo iremos dominando y aprendiendo.

Con información de Psicología Estratégica.

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