Liderazgo

La importancia de imponer límites y cómo se relaciona con la autoestima

Fotografía de Freepik.

Decir “no” es algo complicado para algunas personas, por lo que es una habilidad que se tiene que entrenar, practicar en varias ocasiones para sentirnos cómodos con ella.

Si no estamos acostumbrados a decir que no, puedes sentirte raro al principio, pero también las personas que te rodean al estar acostumbrados a tu predisposición continua.

Claro que está bien decir que sí, pero cuando lo hacemos solo por agradar y no tomamos en cuenta nuestra disposición y tiempo, se convierte en un problema.

Escucharse a uno mismo y cuestionar sus propias necesidades es más complejo, y requiere de darle valor a aquello que necesitas. En ocasiones dejamos de ver por nosotros por cubrir las necesidades de los demás.

Es ineficiente invertir energía en aspectos que sabemos que no nos importan o no nos llenan, sobre todo porque aunque digamos que sí, en el fondo sentimos que no, y tampoco nos llena. La actitud con la que realizamos actividades que no nos gustan al final se vuelve contraproducente.

También es interesante reflexionar sobre el costo que nos genera intentar poder con todo y cubrir las necesidades de todo el mundo, menos las nuestras.

Entonces, ¿por qué es importante poner límites?

Es habitual poner por delante las necesidades de otros antes que las nuestras, porque queremos agradar o porque tenemos la autoexigencia de cuidar de los demás. Además, tener autoestima se ve como una posición egocentrista y se llega a confundir ambos términos, cuando realmente no tienen nada que ver.

Tener una sana autoestima es saber cuidarse a uno mismo, y para ello se requiere dedicar tiempo para satisfacer y agradar aquello que necesitamos por nosotros mismos. En caso de no poder “autocubrir” ciertas necesidades, darle el valor y no menospreciar o quitarle importancia a aquello que necesitamos.

Cuando empezamos a practicar esta habilidad de decir “no”, podemos sentirnos mal por no poder cubrir las necesidades de los demás, lo cual es normal porque no estamos acostumbrados a ello.

Incluso cuando comenzamos a decir que no, puede ser que los demás se quejen y nos exijan cosas, porque como siempre lo hemos hecho, esperan lo mismo de nosotros.

Es totalmente normal sentir un poco de culpa al principio, pero esta no es objetiva. Es importante gestionar esa posible culpa que pueda surgir para no ceder una vez más y empezar a tenernos primero en cuenta a nosotros mismos.

El desarrollo de una sana autoestima y autonomía

Primero que nada, es importante saber que somos los responsables, en mayor medida, de hacer que nos sintamos bien y para ello es necesario que seamos quienes cuidemos de nosotros mismos.  Por ello, describimos como cultivar está sana autoestima.

  • Reflexionar sobre los valores de uno mismo, de los demás, y saber diferenciarlos: ¿Qué valoro yo? ¿Cuáles son mis necesidades? ¿Qué es importante para mí y qué no? ¿Qué valoran los otros? ¿Cuáles son sus necesidades? ¿Podré cubrirlas mejor cuando cubra primero las mías?
  • Priorizar y darle el valor que se merecen a nuestros propios valores.
  • Saber decir que no asertivamente (ni pasivo, ni agresivo) a aquellos aspectos que no nos llenan.
  • Aceptar la incomodidad que pueda resultar a la hora de dar una negativa a otra persona y saber que su reacción no es “culpa de uno”. Gestionar la posible culpa.
  • Disfrutar de haberte elegido a ti primero.

Si comenzamos el proceso, nos daremos más importancia a nosotros mismos y sentiremos que valemos más de lo que hasta ahora habíamos hecho; solo así construiremos una sana autoestima.

Finalmente, debemos recordar la importancia de no juzgarse cuando uno no pone límites, porque también es válido. Es normal que en el camino demos algunos pasos hacia atrás. Para tener buena autoestima, es importante no castigarse.

Con información de Psicología y Mente.

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