Emociones

La rabia tiene dos rostros

Fotografía de Pixabay.

Por Mirna Pineda.

El enojo es bueno.
Cuando la rabia se apodera del alma hay oportunidades para ser creativos, para brincar muros
que antes eran obstáculos.
Cuando el coraje hace presa de la mente, nacen los héroes y las heroínas, capaces de realizar
actos extraordinarios.
Cuando la pasión se desborda, se desatan los nudos que eran límites.
Podemos elegir.
Decidimos si la emoción nos destruye o elegimos que sea la fuerza impulsora que nos catapulte.
Es una decisión.
Surgen nuevas visiones, se amplía el espectro, tiemblan las manos y el corazón se agita.
Si, se requiere coraje para alcanzar la cima.
El problema es cuando el enojo se vuelve crónico, porque hay quienes creen que “así están bien y si no te gusta, la puerta está muy ancha”.
Están convencidos que vivir enojados les da poder.
Aún no se ha percatado del tremendo daño que ocasionan a su alrededor.
Y peor aún, del daño que se hacen a sí mismos.
La rabia tiene dos rostros, en uno de ellos puede percibirse el miedo de sentirse vulnerable, y ante ello se elige el enojo para ocultar la raíz.
El otro rostro es una fabulosa catapulta para alcanzar aquello a lo que se ha temido por largo tiempo.
Elegir el camino a seguir es responsabilidad personal.
Ser feliz es una decisión.
Mirna Pineda ([email protected]).
Periodista, Capacitadora en Liderazgo
Comunicación y Desarrollo Humano
Autora y Conferencista

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