¿Por qué la carne huele mal, aunque esté congelada?
Quizás has notado que en casos como la carne de res, cerdo o pollo se presentan cambios en el producto, como en la consistencia, color y aroma del alimento; en este caso, puede confundirse el mal olor con el buen o mal estado del alimento.
¿Sabes por qué la carne huele mal pese a estar congelada?
Aunque los alimentos se sometan a un proceso de congelación, esto no garantiza que se frene por completo el crecimiento de microorganismos en el producto. Esto solo hace más lento su crecimiento, pero hay factores que no se controlan.
Previo a congelarse, la carne ya fue manipulada, desde que se empieza a porcionar de la pieza entera del animal, su llegada al punto de venta y hasta llegar a las manos del consumidor. Durante este proceso, la carne ha estado en constante oxigenación y en contacto con la luz, lo que hace que las grasas y proteínas que contiene comiencen su proceso de oxidación.
Esto hace que de forma natural, la carne empiece a generar malos olores, pues comienza a crecer aceleradamente el crecimiento de los microorganismos y al mismo tiempo, su proceso de descomposición.
Lo anterior no quiere decir que la carne ya no pueda comerse, pues es muy común que el mal olor siga después de congelarse. Esto no es por la carne en sí, pues se debe más a la bolsa o contenedor donde está almacenada.
Raramente cambiamos la bolsa o contenedor de la carne antes de congelarla, debido a la deshidratación que sufre el producto durante los procesos de manipulación previa al consumidor final, por lo que es normal encontrar restos de agua en las bolsas o recipientes.
Esta cantidad de agua que la carne va perdiendo, se mezcla con la sangre o las partículas que van sufriendo el mismo proceso de oxidación.
¿Cómo puedo evitar que la carne huela mal?
Cuando compres dichos productos, revisa que estén en buen estado y no aceptes carne que esté golpeada sucia, o reseca. Opta por aquellas que mantengan el color fresco de la carne, estén firmes y tengan el aroma natural.
Haz una limpieza previa del producto, con papel de cocina, para absorber el exceso de humedad y evitar que se sigan mezclando los aromas en congelación.
Si vas a cocinar o no la carne en ese momento haz una limpieza previa, con papel de cocina limpia toda la carne. De esta forma absorberá el exceso de humedad y esto evitará que se sigan mezclando los aromas en congelación.
Cambia la bolsa o contenedor donde venía la carne, y usa una bolsa de plástico limpia o algún recipiente con tapa; cubre bien la carne y congélala de inmediato. Puedes usar también plástico de alimentos y cubrir todo el producto alrededor.
Con información de Cocina Delirante / Imagen de mdjaff en Freepik.