Emociones

¿Qué es la técnica del ‘anclaje’? Así se usa para calmar la ansiedad

Fotografía de Freepik.

Cerca de 264 millones de personas en el mundo sufren o han sufrido de algún tipo de ansiedad, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo que estamos hablando de una de las principales enfermedades de salud mental que debemos tratar.

La ansiedad puede llegar a pasar desapercibida, pues sus síntomas pudieran parecer señales cotidianas, lo que dificulta su diagnóstico y posible tratamiento. Aquí es donde entran las técnicas de anclaje, que pueden ayudarnos a gestionar el malestar, pues aunque no son la cura, nos ayudan a manejarla.

Todos estamos expuestos al anclaje, al escuchar una canción que nos recuerde a alguien, un aroma que nos transporte a una etapa que disfrutamos de nuestra vida o una textura que se siente igual que el último abrazo que te dio la persona que amas; todas estas sensaciones se captan a través de los sentidos, evocando recuerdos.

Las técnicas de anclaje que ayudan a controlar la ansiedad son algo parecido, pero aquí se utilizan de forma consciente para prevenir las crisis o ayudarnos a manejarlas cuando se presentan. Consiste en atraer ese vínculo que tenemos a un momento pacífico, para que nuestro cuerpo recupere las sensaciones y no se agobie ante la ansiedad del momento.

Dichas técnicas forman parte de la Programación Neurolingüística, como lo conocen los psicólogos, mismas que fueron estudiadas y denominadas por Iván Pavlov, psicólogo y filósofo ruso ganador del premio Nobel en Medicina, quien demostró que el anclaje de palabras, sonidos y texturas tenían un impacto en el estado emocional.

El anclaje no es una cura para la ansiedad, como mencionábamos al principio, pero sí contribuye en muchas maneras al bienestar de la mente, al gestionar las sensaciones del cuerpo. Su objetivo es conectar las experiencias favorables a sensaciones que luego puedan ser usadas como regresión para controlar los ataques.

Un ejemplo de cómo usarlas es llevar contigo un perfume o aroma que te recuerde a un momento específico de tu vida en el que tu cuerpo y tu mente se sentían tranquilos, así que cuando necesites un momento de calma, puedes regresar a olerlo y calmar tu mente. Lo mismo se puede hacer con canciones, imágenes, sabores o texturas, cualquier factor que permita distraer tu atención.

A esta técnica se le llama anclaje porque vinculan los recuerdos a las sensaciones; una manera de hacerlo es tocar una parte de tu cuerpo, como la oreja o la muñeca, cuando te sientas feliz o calmado, para cuando sientas pánico puedas tocar esa parte para calmar los nervios.

Con información de Soy Aire / Imagen de diana.grytsku en Freepik.

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