Salud

¿Qué tipos de estrés existen y cómo nos afectan?

Fotografía de Freepik.

En la actualidad, el estrés es una situación que está a la orden del día, pues todos lo sufrimos en mayor o menor medida. Se refiere a la fatiga mental que es provocada por un rendimiento y exigencias superiores a las que podemos provocar.

Esta reacción de nuestro cuerpo puede derivar en otros problemas de salud grave, pues se ha demostrado que diversos padecimientos crónicos, trastornos psicosomáticos y de salud mental como complicaciones cardiacas, ansiedad y depresión, están relacionados con el estrés.

Con el estrés suele aparecer la inseguridad y el sentimiento de indefensión; siempre tiran la toalla puesto que creen, o realmente no puede, hacer nada. También puede producir ansiedad y depresión, y hasta aumentar el riesgo de suicidio.

De acuerdo con el doctor Hans Seyle, quien introdujo el término a las ciencias de la salud, existen tres fases distintas en la respuesta de estrés.

1.- Alarma de reacción: Inicia justo después de que se detecta la amenaza. En esta fase, aparecen algunos síntomas como una baja temperatura corporal o incremento de la frecuencia cardíaca.

2.- Resistencia: El organismo se adapta a la situación, pero continúa la activación en menor medida con respecto a la etapa anterior. Si el detonante se mantiene con el tiempo, la activación acaba por sucumbir debido a que se consumen recursos a una velocidad mayor de la que se generan.

3.- Agotamiento: El cuerpo termina por agotar recursos y pierde gradualmente la capacidad adaptativa de la fase anterior.

Tipos de estrés

Hay diferentes tipos de estrés que pueden estar clasificados con base en la utilidad que tienen, mantenimiento y duración.

1. Con base a su signo

1.1 Estrés positivo

Contrario a lo que todos pensamos, el estrés no siempre es dañino. Este tipo de reacción aparece cuando la persona está bajo presión, pero de forma inconsciente interpreta que los efectos de la situación le pueden dejar algún beneficio.

Este estrés hace que el individuo esté motivado y con mucha más energía, como por ejemplo, en una competencia deportiva. Este estrés está asociado con emociones positivas, como la felicidad.

1.2 Distrés o estrés negativo

Ocurre cuando anticipamos una situación negativa, creyendo que algo nos va a salir mal, lo que nos genera una ansiedad que nos paraliza por completo.

Este estrés nos desequilibra y neutraliza los recursos que en situaciones normales tendríamos a disposición, lo que termina por dar tristeza, ira, etc.

2. Con base a su duración

2.1 Estrés agudo

El que más personas experimentan a causa de las exigencias que nos imponemos nosotros mismos o los demás. Estas demandas son alimentadas por un pasado reciente o en anticipaciones de un futuro próximo.

En pequeñas dosis puede ser positivo, pero en más elevadas puede terminar por agotarnos y con severas consecuencias para nuestra salud física y mental. Lo bueno es que este tipo de estrés no suele durar mucho, por lo que no deja secuelas, además de ser fácil de curar.

Los principales síntomas del estrés agudo son:

  • Dolores musculares: Regularmente hay dolores de cabeza, espalda y contracturas, entre otros.
  • Emociones negativas: Depresión, ansiedad, miedo, frustración, etc.
  • Problemas gástricos: El estrés puede causar síntomas estomacales como estreñimiento, acidez, diarrea, dolor abdominal, etc.
  • Sobreexcitación del sistema nervioso: Provoca síntomas como aumento de la presión sanguínea, taquicardia, palpitaciones, náuseas, sudoración excesiva y ataques de migraña.

2.2 Estrés agudo episódico

Otro de los más tratados en consulta psicológica, pues aparece en personas con exigencias irreales, tanto propias como provenientes de la sociedad. Son personas que se muestran irritadas, además de tener una angustia permanente debido a que no pueden controlar todas las variables que se les exigen.

Otro síntoma de las personas que sufren este tipo de estrés es que siempre están preocupados por el porvenir. Al mostrarse hostiles, son difíciles de tratar, a no ser que acudan con un especialista y reciban un tratamiento.

2.3 Estrés crónico

Es el que puede aparecer en personas que están en cárceles, guerra o situaciones de pobreza extrema, situaciones en las que deben estar en alerta continua; también puede venir de un trauma vivido en la niñez. Al causar gran desesperanza, puede modificar las creencias y la escala de valores del individuo que lo padece.

Este es el tipo de estrés más grave, con severos resultados destructivos para la salud mental de quien lo padece. Las personas afectadas presentan un desgaste mental y físico que puede dejar secuelas para toda la vida.

Quien sufre este tipo de estrés muchas veces no es consciente de ello, pues lleva tanto tiempo con ese sufrimiento que ya se acostumbró. Incluso pudiera gustarles pues es lo único que han conocido, y no saben o no pueden hacerle frente a la situación de otra manera; por este motivo pueden rechazar la posibilidad de un tratamiento, pues se sienten tan identificados con el estrés que creen que ya es parte de ellos.

Factores de riesgo

Se clasifican en causas psicológicas o ambientales, aunque en realidad suele surgir por ambos factores a la vez, combinados en mayor o menor grado.

Agentes psicológicos o internos

Locus de control interno y externo: Se refieren a la firme opinión de que lo que nos ocurre es controlado por lo que hacemos (locus de control interno) o por causas exteriores que el individuo no puede modificar (locus de control externo). Si una persona sufre de locus de control externo, quizás sufra de estrés al creer que no puede hacer absolutamente nada ante una situación peligrosa.

Timidez: Estudios señalan que las personas introvertidas son más sensibles ante una situación estresante y sufren más presión que aquellos que son altamente sociables, al encerrarse en sí mismas y no hacer frente a una situación determinada.

Autoinfluencia: Cuando creemos que una situación es amenazante, interiorizamos ese mismo patrón en nuestra forma de pensar. Por eso, ante un mismo contexto, una persona puede reaccionar con calma y la otra con estrés.

Predisposición a la ansiedad: Son personas expuestas a sentirse inquietas ante la incertidumbre, por lo que tienen inclinación a padecer estrés.

Agentes ambientales o externos

Suspensión de la costumbre: Cuando algo termina de repente, es difícil volver a adaptarse a una nueva rutina, que es lo que nos da cierta estabilidad, pues la psique despliega todos los recursos para volver a adaptarse al nuevo contexto. Ejemplo: Regresar a la escuela o trabajo después de las vacaciones.

Eventualidad de lo inesperado: La alteración de algún aspecto de nuestra vida siempre nos desestabiliza en menor o mayor medida, aunque el cambio sea para mejor, por lo que nos causa estrés. Ejemplo: Ser contratado en un nuevo trabajo.

Contradicción del conflicto: Es una confusión mental que produce que nuestro equilibrio interno se pierda, produciendo un caos en nuestra mente. Volver a establecer el orden que había antes del caos requiere que la persona utilice todas las herramientas de las que dispone, produciendo de este modo una notable fatiga mental. Ejemplo: Sufrir una grave enfermedad.

Desamparo ante lo inamovible: En este contexto, la persona no puede hacer nada ya que las circunstancias superan los recursos de los que dispone la persona. Ejemplo: La muerte de un familiar.

En conclusión

La aparición del estrés puede suponer graves problemas en el futuro si no se combate adecuadamente, por lo tanto es necesario buscar tratamiento y aprender herramientas prácticas para afrontarlo. Acudir a terapia puede ser clave para aprender a gestionar las emociones y sensaciones negativas asociadas al estrés.

Con información de Psicología y Mente.

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