Espiritualidad

¿Quién va a gozar la dicha de tener al Niño Dios en sus brazos?

Fotografía de Pixabay.

Por Presbítero Luis Alfonso Márquez.

¿Por qué Dios se hizo hombre? ¿Quién se alegró en su encarnación? ¿Quién va a gozar la dicha de tener al Niño Dios en sus brazos?

1.- No puedo entender porque Dios se hizo hombre si ya gozaba de una dicha incomparable en el cielo, pues nada le faltaba y a pesar de eso crea a los hombres; no puedo entender porque Dios se hizo hombre y no se hizo ángel, pues los ángeles son más excelentes que los hombres. ¿Por qué se tuvo que rebajar a tanto? Puesto que dejó su trono de gloria donde millones y millones de criaturas perfectísimas en inteligencia y voluntad doblan su rodilla (hablando humanamente) y postran todo su ser ante la majestad de Dios, doblegan su voluntad, o mejor dicho, someten su voluntad a la de su Señor, y hasta su mayor contento lo ponen en cumplir su voluntad con rapidez y diligencia y lo mejor que pueden; servir a Dios es reinar y los ángeles reinan en el cielo cuando adoran, aman y obedecen a Dios.

“Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó de los cielos… y se hizo hombre” reza la Iglesia en el Credo y nosotros con ella; pues bien aunque la Iglesia nos declare con esta oración la justa razón de porqué Dios se hace hombre aun así, no lo puedo entender, y es que nunca lo voy a poder entender, ni ustedes tampoco pues se hizo hombre por amor a cada uno de nosotros, y el amor no se mueve por razones sino por la voluntad. Cum dilectionem perpetuam amavi te, con amor eterno te amé nos dice a cada uno de nosotros, pero ¿Qué es lo que vio en cada uno de nosotros para que naciera en su divino corazón ese amor eterno? Nada, ninguna buena cualidad, ninguna buena obra, nos amó gratis, como una madre y mejor que todas las mamás del mundo que aman a sus hijos solo porque son sus hijos, y cuando crecen les dan todo y les ayudan a ser buenos hijos, buenos ciudadanos y buenos cristianos.

Así Dios, que nos amó siendo nada y peor que nada, es decir pecadores, y con su amor quiere ayudarnos a salir de los pecados porque quiere que seamos virtuosos y santos para llevarnos al cielo y darnos su amor también fuera del tiempo, en la eternidad.

Él no tenía ningún motivo, ninguna razón para amarnos; y nosotros que tenemos una y mil razones (léase motivos) para amarle ¿no vamos a amarlo y demostrarle nuestro amor? ¿Cómo vamos a corresponder a su amor? ¿A sus beneficios que proceden de ese amor generoso, leal y sincero?

En esta navidad que todos reciben regalos que son una muestra del grande aprecio y cariño que se tienen, que es lo que recibirá el Santo Niño Dios ¿recibirá regalos de parte de ti joven, de usted señora, de usted señor, de ti niño? ¿Cuantos le van a regalar una buena comunión? Y si por eso tienen que hacer primero una buena confesión, pues adelante y sean valientes para confesarse que los sacerdotes no damos latigazos de castigo sino que damos la absolución al que viene sinceramente arrepentido; y si para hacer una buena confesión tienen que renunciar a cierto pecado, a cierta relación pecaminosa, a cierta ocasión peligrosa que siempre los hace caer, pues ¡adelante! y estén firmemente decididos a dejar esas cadenas que los esclavizan a ciertos pecados.

2.- ¿Quién se alegró en su encarnación?

Los mundanos se alegran de las comidas y las bebidas, se regocijan de tener en su casa a los familiares q no ven hace mucho tiempo, los niños mundanos se alegran solo porque les amanecieron juguetes… pero todos ellos no se acuerdan del Niño Dios.

Los que queremos ser y comportarnos como verdaderos cristianos nos alegramos por el nacimiento q sucedió hace 2019 años: Dios quiso nacer real y físicamente en el portal de Belén y ahora ¿Qué creen? Gocen de esta dicha: Dios quiere nacer real y místicamente en cada uno de nuestros corazones ¿Cómo será posible esto? Pónganse en gracia, por la confesión-comunión y lo averiguarán ¡Y lo gozarán!

3.- ¿Quién va a gozar la dicha de tener al Niño Dios en sus brazos?

San Antonio de Padua, llegó a tener al Santo Niño en los brazos, lo acarició con ternura y Dios a él. Nosotros no somos santos, somos pecadores pero… arrepentidos, así es q tenemos la esperanza de alcanzar Misericordia de Dios, que nos perdone y nos lleve a la vida eterna, le ofreceremos en lo que nos quede de vida: oraciones, buenas obras, sacrificios y mortificaciones para que los tome en cuenta y si queda algo por pagar, ofreceremos la Preciosa Sangre de Jesucristo, con esto “es más lo que pagamos que lo que debemos” solo cuidemos NO VOLVER A OFENDERLO.

Y al cumplirse nuestras esperanzas, allá en el cielo podremos hacer lo que San Antonio de Padua: tener la dicha de tener al Niño Dios en nuestros brazos, acariciarlo con amor y ternura y Dios a nosotros en un abrazo eterno descansaremos en su regazo en paz y felicidad que durará hasta que Dios deje de ser Dios o sea nunca jamás (acabará). Así sea.

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