Aprender a llenar vacíos y otras cosas que debes saber antes de salirte de tu casa
¿Te has dado cuenta que las generaciones hoy en día desean tantas cosas? Tienen muchos proyectos y parece que llevan la batuta y tienen una fuerte influencia en muchas tendencias actuales. Pero es cierto también que los jóvenes invierten su tiempo en cosas innecesarias, les cuesta trabajo enfocarse en algo que les servirá a largo plazo o que se convertirá en una lección de vida. Además, muchos carecen de las herramientas —intelectuales y emocionales— para protegerse a sí mismos, para sobreponerse a situaciones dolorosas y para entender al otro como uno igual a él.
El amor propio en estos días ha sido entendido como un lucha en la que “entre más tengo, mejor persona soy”. Las generaciones actuales tienen grandes ventajas gracias a la velocidad en la que se mueve el mundo y a la tecnología; pero al mismo tiempo, esta velocidad los vuelve internamente más frágiles. Hay más trabajo, pero menos tiempo de calidad en casa; más deseos de tener objetos, pero menor disposición de comenzar una familia o un patrimonio; más vías de comunicación, pero mayor sensación de soledad.
Muchos chicos buscan llenar vacíos por medio de relaciones de dependencia con sus parejas, con el celular, con las redes sociales, con los videojuegos, con las fiestas y los grandes eventos sociales; con las sustancias, con sus trabajos. En fin, un sinnúmero de “salidas fáciles” y falsas sensaciones de bienestar que a la larga tiene resultados nocivos tanto en lo físico como en lo emocional.
La familia es una parte fundamental en la vida de todos ser humanos. Algunos tienen la fortuna de sentirse agradecidos por la familia que les tocó, otros no quieren saber de ella; sin embargo, la influencia que ésta tiene en la formación y el desarrollo de cada individuo es innegable. En casa actitud, en cada acto, en cada gen, la historia familiar nos atraviesa y depende de ella nuestra capacidad para resistir la carrera.
Existen cosas que no sabemos aprovechar debido a la rebeldía que llega en la juventud. Las decisiones que tomamos definen el comienzo de nuestro camino, pero todo es producto de un conjunto de aprendizajes y experiencias que se suman a los fundamentos que adquirimos desde casa. Aunque nuestros padres no se percaten de ellos, nos dan herramientas que nos ayudarán a lidiar con situaciones difíciles, a aceptar cuando nos hemos equivocado y a trabajar por aquello que añoramos. Ahí está la clave: sembrar incluso en lo que no se ve, en lo que a todos nos cuesta entender del otro, en las emociones, en los pensamientos y en el espíritu.
Si tú anhelas y deseas con todas tus fuerzas salirte de casa, ser “independiente”, lograr tus metas allá afuera, en el “mundo real”, piensa primero si lo que han sembrado en tu vida y lo que tú has sembrado en otros te preparará para salir a enfrentar la carrera de la vida. Con esto no queremos decir que llegues a los 40 pensando de este modo; sólo que si eres joven y no te aguantas ni a ti mismo, probablemente estás sembrando en terrenos áridos que no rendirá frutos —en la calle, en malas amistades, en adicciones, etcétera.
Todo comienza desde dentro. Soñar con logros y aspirar a más no está mal, pero salir de viaje sin llevar un equipaje con todo lo necesario sólo hará que tu viaje sea decepcionante. Si ya estás decidido a salir, piensa: ¿qué vas a llevar en tu maleta?, ¿qué te llevas de los demás?, ¿qué quieres dejar? Muchas veces cargamos con cosas desde casa que nos estorban, que hacen nuestro viaje más pesado. Pero también debemos considerar llevar todo lo que nuestra familia ha ayudado a descubrir en nosotros: nuestros talentos, habilidades, cualidades, valores y sueños. Con todo esto en mente, podrás definir tu identidad, ya que esa es la clave para poder recorrer el camino: saber quién eres y cómo puedes ser mejor.
Fuente: https://culturacolectiva.com/estilo-de-vida/cosas-que-debes-saber-antes-de-salirte-de-tu-casa/