Consejos para desarrollar la inteligencia emocional en la familia
La inteligencia emocional busca definir y ayudarnos a entender los procesos internos por los que pasamos, para poder externar nuestros sentimientos de una forma más asertiva.
Y en el caso de la familia, la convivencia diaria puede presentar varios inconvenientes, pues queremos vivir en paz, reconocer nuestras emociones y las de los demás. Pero, ¿cómo aprender este tipo de inteligencia?
A continuación hablaremos acerca de las claves que ayudarán a que la dinámica familiar mejore, para que mientras más se pongan en práctica, más rápido se vean los resultados.
Comprender las emociones de los demás
Todos sentimos todo el tiempo, por ello es importante comprender el proceso que cualquier persona, en este caso un miembro de la familia, está atravesando. Se trata de entender y hacerte preguntas internas así: “¿cómo me sentiría si yo estuviese en su lugar?”; también dar apoyo, en ocasiones sin la necesidad de dar un consejo u observación.
Expresar apropiadamente las emociones
Así como hay momentos felices, también los hay tensos, pero una familia con inteligencia emocional aprenderá a sobrellevar ambas situaciones. Por tal motivo se debe dar espacio para expresar los sentimientos y poner límites cuando se hiere al otro; también buscar espacios neutrales para el momento de tratar temas delicados.
Aplica también el hacer los reconocimientos pertinentes en público, pero llamar la atención cuando es necesario en privado. Observar cada expresión para tratar de ver que hay detrás.
Expresar afecto
El cariño nos ayuda a catalizar las emociones que llamamos ‘negativas’, por ello crear rituales de afectividad utilizando las habilidades de cada miembro de la familia, puede ayudarnos: sea dibujando, hablando, etc.
No criticar y mejor dar retroalimentación
La retroalimentación que das a otra persona puede ayudar a mejorar sus resultados, no se trata de dar consejos, sino ver desde tu perspectiva las acciones de otros, para dar tus impresiones y dar tu opinión sobre alguna área de oportunidad.
Herramientas que sirven en este punto son aprender habilidades de comunicación asertiva, eliminar juicios, interpretaciones y querer leer la mente de otra persona; recuerda que lo mejor es preguntar antes de dar tus opiniones y no dar consejos si no se piden.
No juzgar y apreciar las diferencias
Como todos en el mundo, en una familia cada miembro es diferente, por ello es importante ayudar a cualquiera que lo necesita y aprender del otro. También enfocarse más en las similitudes que en las diferencias y cuando hay una discusión, destacar lo que hay en común y recapitularlo para llegar a un acuerdo.
Tener buena comunicación y fomentar la confianza
La inteligencia emocional se nutre del diálogo y las conversaciones de calidad, dos puntos que no se toman en cuenta en muchas familias. Para ello, se pueden dar un tiempo en el que se dejen los dispositivos electrónicos de lado y se intercambie información.
También hacer tareas en equipo, tomar decisiones por consenso, abrir espacios para que se exprese algún miembro de la familia que no la está pasando bien, eso sí, sin minimizar lo que se comparte, o incluso, su silencio.
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