Finanzas

El “impuesto rosa”: ¿Qué es y por qué lo pagan las mujeres?

Fotografía de Internet.

¿En alguna ocasión has escuchado acerca del “impuesto rosa”? También conocido como tasa rosa o pink tax en inglés, este es otro de los problemas de género al que se enfrentan las mujeres en la actualidad.

El término se utiliza para referirse al costo adicional que se paga por estos productos y servicios destinados a la mujer, aunque sean iguales que los de hombre, sobre todo en artículos de higiene y cuidado personal.

No obstante, también aplica para juguetes, útiles escolares, ropa y hasta algunos servicios financieros como los seguros.

En Nueva York, un estudio arrojó que los productos hechos para mujeres cuestan un promedio de 7 por ciento más que los de hombres, lo que representa un gasto extra para ellas.

Aunque la Condusef ha estudiado el tema, poco ha podido hacer al respecto, por lo cual no es raro toparte con ciertos productos, como medicamentos, que por el simple hecho de ser para mujer tienen un costo más elevado, aunque existe el mismo para el hombre con los mismos ingredientes.

México – El Pink tax y el abuso contra las mujeres consumidoras

En ese sentido, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) indicó que las mujeres pueden pagar hasta un 17.22 por ciento más que los hombres por algún producto o servicio debido a que las marcas invierten más dinero en la presentación de sus productos, empaque, diseño y publicidad por estar dirigido al público femenino.

En el rubro de los servicios financieros, en algunas ocasiones el costo de los seguros para mujeres es más alto, uno de los motivos podría ser porque el tiempo de vida suele ser más largo, aunque están más propensas a padecer alguna otra enfermedad.

La recomendación de la Condusef es la siguiente:

  • Comparar precios tanto en productos como en servicios financieros, antes de adquirirlos.
  • Tomar en cuenta que a veces el mismo artículo es más barato en una tienda que en otra.
  • De ser posible, sustituye productos por artículos neutros, como en el caso de rastrillos, jabones, etc.

Si la diferencia del producto es una sustancia, fragancia u olor que no puedas reemplazar, como por ejemplo perfumes, desodorantes o cremas, opta por cambiar con una marca más barata que te ofrezca un artículo similar.

Con información de Mi Bolsillo.

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