Espiritualidad

Esto sucede cuando aceptamos las cosas tal cual son…

Fotografía de Paulina Flores.

Cuando decimos que “aceptes las cosas tal cual son”, no significa que debes quedarte de brazos cruzados viendo pasar la vida como si no pudiéramos hacer nada.

Para Jon Kabat Zinn, creador del Mindfulness, la aceptación es “ver las cosas como son en el momento presente”, mientras que desde la corriente filosófica estoica, Epicteto apuntó que “el sabio es aquel que acepta de buena gana todas las circunstancias de la vida, sin desear otras”.

En ese sentido, la aceptación implicaría prepararnos mentalmente para poder actuar hacia aquello que consideramos valioso, natural y bueno tanto física como mentalmente a pesar de las circunstancias.

La aceptación no es resignación

Cabe mencionar que la resignación atenta contra los principios estoicos, pues con ella nos bloqueamos y aceptamos el hecho de no hacer nada, y como mencionábamos en un principio, aceptar no significa quedarnos de brazos cruzados.

Cuando nos resignamos ante los hechos de la vida diaria, le damos el control a nuestro estado de ánimo y de nuestros actos derivados de él a algo externo a nosotros.

Al caer en la resignación y el victimismo, el sufrimiento aumenta y la tolerancia a la frustración se reduce, dificultando poder relacionarnos con la realidad de una forma con la que sintamos que lo que depende estrictamente de nosotros lo controlamos o ponemos en juego.

Si culpamos a alguien más de nuestros enfados, es difícil que podamos hacer algo para cambiar nuestra forma de relacionarnos con eso. Es más difícil porque podemos sentir la sensación de que no se puede hacer nada por resolver esa dificultad, y que tras algunos intentos las cosas siguen más o menos igual.

Por el contrario, si aceptamos los pensamientos y emociones que surgen de lo más profundo de nosotros, el hecho de aceptarlo nos da una disposición desde la cual tomar una acción valiosa para nosotros.

Céntrate en el control, no en el resultado

El hecho de no aceptar que las cosas no salgan como esperamos, no significa que tengamos que dejar de hacerlas. Hay que aceptar que nos esforzamos y que no hemos obtenido los resultados que queríamos, por lo cual nos prepara para perseverar y seguir intentando.

En cambio, si nuestra reacción a los resultados se sustenta en la resignación, con pensamiento al estilo de “da igual lo que haga, porque siempre pasará lo mismo”, nos permitimos perder el control de algo que realmente podemos controlar.

Lo que podríamos controlar en esta situación es la perseverancia, disciplina y compromiso, pero si vemos las cosas desde la resignación, a nuestra mente le parecerá muy difícil actuar para sentirnos mejor.

Lo que nos aporta aprender a aceptar las cosas

En resumidas cuentas, aceptar implica aceptar la realidad tal como es. Y una de las cosas que aprendemos de la realidad es que nada es para siempre, ni lo bueno ni lo malo.

Aceptar los hechos sin horrorizarnos, nos da la capacidad de responder mejor ante una situación cuando nos dejamos llevar por lo que las impresiones y pensamientos nos traen a la mente sobre el suceso.

En ocasiones puede ayudarnos el desconfiar de nuestras primeras impresiones, juicios y emociones ante los eventos que vivimos en el diario, pues precisamente contribuye a no tomar distancia de las situaciones, perdiendo así el contacto con nosotros mismos y con lo que si depende de nuestro control, facilitando que estemos más dispuestos a resignarnos y no a aceptar las cosas tal como son.

Con información de Psicología y Mente.

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