Lectura para niños: aprender e imaginar a través de los libros
La lectura es un hábito que se cultiva incluso antes de que el niño aprenda a leer. En la etapa prelectora, que abarca de los 0 a los 6 años, los adultos juegan un papel fundamental.
Entre las ventajas que tiene para un niño el tener acceso a libros desde pequeños están que les ayudan a evolucionar, les abren la puerta a mundos desconocidos, despiertan su curiosidad e imaginación, les transmiten valores y enriquecen su vocabulario, les permiten adquirir conocimientos y enfrentarse a nuevas situaciones y sentimientos, en ocasiones conflictivos, les acercan por primera vez al mundo del arte, además de que favorece su empatía.
Aunado a estos múltiples beneficios, el principal es que al empezar con la lectura en una etapa tan temprana de su desarrollo, les permite asociar a los libros a una actividad divertida y por tanto, necesaria.
En ocasiones, el tiempo que los padres tienen para convivir con los hijos es poco, pero dedicarle un momento diario a la lectura, por ejemplo, el cuento antes de dormir, es una actividad que fortalece la relación afectiva entre ambos.
Este es un espacio para permanecer unidos, un lugar en el que se mantiene un gran contacto físico, y que puede prolongarse durante toda la infancia.
A partir de los 6 meses podemos empezar a compartir libros con el bebé. Es normal que el niño quiera mordisquearlo, lanzarlo o golpearlo contra el piso, por lo cual lo mejor en esta etapa es elegir uno que sea resistente y fácil de manipular, ya sea de plástico, tela o cartón grueso.
Como su capacidad de atención es escasa, conviene que sean libros coloridos y que en vez de contar una historia, nombren objetos que le sean familiares, como un plato, perro, manzana o bebé, acompañados por una ilustración por página.
Señala con el dedo el gráfico y nombra el objeto en cuestión, siempre con las mismas palabras. Puedes imitar los sonidos que hace cada cosa e incluso ¡cantar! Las reglas las ponen ustedes.
También debes dejar que lo toque, manipule, investigue. Muchos libros incluyen diferentes texturas, pequeños espejos, sonidos, desplegables, marionetas de dedos, etc.; puedes probar y descubrir que es lo que más le gusta, todo en un ambiente relajado en el que el objetivo principal sea pasarla bien con su primer acercamiento a los libros.
Libros para niños de uno a tres años
Poco a poco el bebé comienza a hablar, pasará de balbucear algunas palabras a decir frases completas en poco tiempo, y que le leas le ayudará mucho en el proceso. Juntos y con paciencia, se irá acostumbrando a abrir y cerrar un libro, a pasar sus páginas, a observar las ilustraciones, a entender que se lee de izquierda a derecha, a comprender, es decir, el cómo funciona un libro.
Desde los 18 meses y hasta por lo menos los 3 años, descubrirá el placer de leer una historia. Lo normal es que si le gusta un libro, pida que se lo leas una y otra vez, ¡y ojo si intentas saltarte alguna parte! Esta repetición le da seguridad y le ayudará a recordar mejor las palabras; con el tiempo, será capaz de predecir las que siguen si te detienes.
Puedes parar de vez en cuando para hacer preguntas sencillas sobre la historia, añadiendo expresividad con gestos y ruidos. Es importante no abusar de su paciencia, pues es difícil que su atención supere los 10 minutos.
En esta etapa, opta por libros que contengan ilustraciones concretas y fáciles de comprender; los temas que tratan temas cercanos a ellos como sus padres, sus juguetes, su cuerpo, la música o sus vivencias cotidianas son las que más le gustarán.
Libros para niños de 3 a 6 años
A estas edades, los niños cuentan con más vocabulario, dicen frases más largas además de que son capaces de entender cuentos más complejos y estructurados, en torno a un problema y una solución.
Llegó el momento de que se sientan protagonistas, que hagan suya la historia que les gusta. Antes de empezar, puedes preguntarle sobre las imágenes que ven, pedirle que se imagine otro final, cómo haría él las cosas si fuera el personaje, lo que más les gusta del cuento, etc. Puede que al principio debas ayudarle o no quiera participar, pero debes seguir intentándolo.
Comienza a interesarse por lo maravilloso y mágico: cuentos de hadas, genios y princesas encantadas, al igual que por la magia de lo cotidiano. Lo importante es captar su atención.
Con la inmensa oferta editorial, podemos orientarnos para saber qué tipo de contenido compartimos con nuestros hijos, para asegurarnos de que es adecuado y que incluye los valores que queremos transmitirle a nuestro hijo. No olvides que se trata de que los niños lo disfruten y no siempre hay que buscarle un fin.
Finalmente, y estos consejos son válidos para cualquier etapa, debemos checar que los textos estén bien redactados y las imágenes, indispensables, han de ser de calidad y estar relacionadas con el texto y, por último, tener un final feliz.
Opciones para aficionarse a la lectura
Existen otras maneras y espacios para estimular el gusto por los libros. Al igual que llevamos a los niños al cine o al teatro, podemos ir con ellos a espectáculos de cuentacuentos o las bibliotecas municipales, donde muchas cuentan con espacios diseñados para ellos e infinidad de títulos para los más pequeños.
En las grandes ciudades también podemos recurrir a librerías especializadas, que suelen organizar actividades específicas los fines de semana, como talleres de lectura, encuentros con autores, etc.
Con información de Webconsultas.