LOS TIEMPOS PASADOS, ¿FUERON MEJORES?
Existe la creencia de que todo lo de antes fue mejor. Se dice que antes había respeto, había más civismo, había menos robos, había poca criminalidad. Lo cierto es que, realmente, no todo tiempo pasado fue mejor. La civilización sigue cambiando y los valores son los mismos. Las formas de aplicarlos son diferentes, o sencillamente no se aplican.
Sin embargo muchos se casan, literalmente, con esas viejas ideas porque les sirven para quedarse estancados. Por ejemplo: “A los hijos hay que golpearlos para que aprendan.”
Los golpes sólo sirven para crear miedo y resentimiento. Los padres y madres golpean, tiran del pelo, pellizcan, dan nalgadas y cachetadas, porque seguramente ellos recibieron lo mismo en sus casas. Es la única forma que conocen. Cabe aclarar que una cosa es la disciplina y otra el castigo. Los golpes son castigos físicos y emocionales. Dejan huellas profundas que van hasta el alma. Quizá el niño o la niña no vuelvan a cometer la misma travesura o falta, pero no necesariamente porque entiendan y procesen la experiencia, sino porque tienen terror al castigo y viven temerosos de recibir más golpes. Eso los hace crecer con miedo. Cuando se convierten en padres y madres, tienen una alta tendencia a golpear. Así continúan con la cadena de abuso.
De ahí la necesidad de conocer nuevas ideas, para decidir cuales queremos, porque nos funcionan y cuáles no, porque limitan nuestra libertad para ser felices.
Cuando los seres humanos escuchan una idea nueva, tienden a hacer 3 cosas:
1. Ignoran, Los jóvenes son buenísimos para esto y usan frases como: “Me vale” o “whatever” (lo que sea) y se encogen de hombros.
2. Aceptan, si se alinea con las ideas que tienen programadas en su mente o si se sienten identificados con la persona que la dice, por ejemplo en los comerciales de televisión, donde un artista o deportista famoso habla de tal o cual producto o servicio.
3. Rechazan, automáticamente al sentirse atacados; sucede usualmente en la etapa de la adolescencia. Cuando los jóvenes están en su propia búsqueda, no aceptan restricciones por parte de sus padres y maestros.
La invitación es que las ideas que compartamos contigo las analices a través de los siguientes planteamientos hechos en forma de preguntas:
– Si yo aplico esta idea, ¿me va a ayudar a alcanzar mis metas, y voy a ser una mejor persona?
– ¿Esta idea se alinea con las leyes del Universo o las leyes de Dios -cualquiera que sea tu creencia-, sin entrar en el tema de la religión, pero desde la espiritualidad, tomando en cuenta que somos seres espirituales teniendo una experiencia física?
– Si yo aplico esta idea ¿voy a lastimar a alguien?
Y cuando hablamos de lastimar, no estamos diciendo que vayas a molestar intencionalmente a alguien. Cuando empiezas a cambiar, a crecer, a hacer algo diferente, o sea, cuando empiezas a desenredar la maraña de ideas en tu mente, es muy posible que muchas personas se incomoden.
Del libro “EL DESAFIO DE CAMBIAR TU VIDA” de Mirna Pineda y Clara Arenas
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