LOS TRES REGALOS
POR: Mirna Pineda
Un domingo por la tarde, me recosté en el sillón frente al televisor y sentí frío, le pedí a mi esposo una cobija ligera y cuando la colocó sobre mí, sentí un alivio profundo al dejar de temblar. ¡Qué gran diferencia es contar con un abrigo para resguardarse de las bajas temperaturas!
Hace unos días, en mi rutina diaria de agradecimientos, descubrí que no había prestado atención a un acto que realizo todos los días. Abrir la llave de la regadera y esperar a que salga agua caliente.
Sentir la calidez del agua a una temperatura agradable, es un regalo en la temporada invernal.
Es un acto tan cotidiano que sólo cuando el calentador del agua se descompone, prestamos atención al enorme regalo que significa bañarnos alegremente sin contratiempos.
En ese momento di gracias, por el beneficio de contar con una casa, agradecí por la lista de recibos deben pagarse para tener los servicios. Agradecí por tener una sala, una cobija y el apoyo de mi pareja para sentir calor de hogar.
Vinieron a mi mente escenas cercanas, porque no hay que imaginar las necesidades en África ni en Alaska, en nuestras ciudades hay tantas familias que no tienen ese privilegio. Basta dar una vuelta por las colonias de la periferia, las necesidades abundan: agua, abrigo, comida, servicios.
Es curioso como hay quienes se enojan porque el vuelo se retrasó y arman un alboroto en el aeropuerto o bien pidieron un filete de carne y salió un poco crudo. O deben esperar 15 minutos para que se desocupe una mesa.
Hay muchas cosas que no salen como esperamos.
Hay muchas cosas que deseamos y no llegan.
Las personas que se contactan a través de las redes sociales conmigo para pedir algún apoyo porque están atravesando por una situación personal me ayudan a aprender y valorar.
Esta mañana una mujer que está pasando por un proceso de divorcio me pidió apoyo ante el miedo que siente porque ahora debe enfrentar la vida sola.
El asunto es que tiene varios años en una relación donde cada uno ha hecho su vida por su lado y ahora siente que la separación física va a llevarla a la depresión.
La forma en que se trabaja el coaching personal es hacer una serie de preguntas, no se trata de dar consejos, sino de ayudarle a la persona a razonar sobre ciertas situaciones que en sus diálogos interiores pasa por alto.
Hablar con nosotros mismos es un principio de sanación interior, el problema se presenta cuando nos quedamos cilindrados en una sola pregunta como: ¿POR QUÉ ME PASO ESTO A MÍ?, ¿CÓMO YO SI SOY TAN BUENO O BUENA? o ¿POR QUÉ NO LE PASA A ALGUIEN MÁS?
Si en lugar de maldecir damos gracias por la oportunidad de estar ahí, de aprender de la experiencia, de bendecir.
Bendecir significa desear el bien. Así como maldecir significa desear el mal.
Cuando bendecimos por todo aquello que nos rodea, por lo que tenemos y lo que nos hace falta, creamos una energía de positivismo que se contagia, así como la risa. Sí, la risa es contagiosa, de hecho las emociones se transmiten a través de la vibración de nuestros pensamientos y nuestros cuerpos.
La energía de la gratitud produce vibraciones altas porque está ligada al amor.
Hace unos días, al finalizar la impartición de un curso, una persona me preguntó cuales serian las tres cosas que para mí son esenciales para vivir a plenitud.
Mi respuesta fue:
1.- Agradecer por todo lo que nos sucede, lo bueno y lo que no lo es tanto también.
2.- Bendecir cada persona, circunstancia y lugar porque por ley universal, todo se nos regresa.
3.- Ser feliz a pesar de…
A pesar de que no tengo todo lo que quiero, soy feliz, agradezco y bendigo lo que soy, lo que hago, donde estoy y lo que tengo.
Bendiciones en abundancia para sus vidas.
Mirna Pineda
Conferencista y motivadora