Aunque padece diabetes Tipo 1, María Regina se considera una niña normal
Por Lorena Gálvez.
“Tengo diabetes Tipo 1 desde los 8 años. Soy una niña normal, con un modo de vida diferente”.
– Actualmente tiene 10 años y se define: tímida, feliz y alegre.
Con lenguaje fluido, naturalidad en sus respuestas, inteligente y entusiasta, María Regina Campa Martínez, cuenta un poco de su vida a partir de cuándo fue detectada con diabetes Tipo 1 hace dos años, cuando tenía ocho.
Nos cuenta que en el verano del 2018 le fue detectada la diabetes, luego de que su ritmo de vida normal, de una niña juguetona y activa cambió:
“Sentía muchas ganas de ir al baño y mucha sed; me mareaba y dormía mucho. Como eran vacaciones, me levantaba y al rato me iba a dormir hasta seis horas en el día. Mi mamá dijo que no era algo normal y mis padres me llevaron al doctor”, recuerda María Regina.
Con voz chispeante, como sus ojos y expresión, lo cual es evidente en sus videos que comparte en su cuenta de Instagram, María Regina, dice ser una niña muy feliz, alegre, aunque algo tímida, que ha sabido convivir con su padecimiento, llevando una vida normal, pero con un estilo diferente.
Y este estilo lo hace en la manera de alimentarse: sanamente y con ingestas de cinco porciones al día: desayuno, colación, comida, colación y cena.
Lo único que dejó son los dulces y cereales o alimentos con azúcar, ingiriendo aquellos aptos para diabéticos.
Es la menor de tres hermanas; se dice apoyada incondicionalmente por su familia, principalmente sus padres: Javier Campa y Siria Martínez; su doctora Gabriela García Galván, compañeros de escuela y por supuesto sus amigos, los cuales ha incrementado en las redes sociales, donde comparte sus experiencias con esta patología.
“Tengo amigos de México, Colombia, Argentina y diferentes países de Latinoamérica… tener mi cuenta de Instagram me ha ayudado mucho y me ha motivado, pues no solo me hace sentir bien a mí, sino que igualmente hago sentir bien a otros niños que tienen diabetes Tipo 1”, dice con gran madurez, para su temprana edad.
Actualmente cursa quinto grado de primaria y dice que sus compañeros han sido sus principales aliados fuera de casa, pues ellos están pendientes de su estado de salud y de su bomba de insulina, cuando suena la alarma. “A veces yo no la escucho y ellos sí, entonces tomo las medidas que tengo que atender, ya sea si es por baja o alta de azúcar. Cuando es baja me mareo, entonces descanso y cuando es alta salgo a caminar”.
Durante un año y media María Regina recibió insulina diariamente a través de inyección; unas veces en los glúteos, otras en el estómago, otras en los brazos y en las piernas. “No me afectaba, solo sentía un piquetito”.
Sin embargo, sus padres le adquirieron una bomba de insulina, al cual consiste en un pequeño dispositivo que se la administra las 24 horas del día, de manera continua, conforme su cuerpo la va requiriendo, pues también consta de un catéter introducido en el tejido subcutáneo.
“Esto es necesario porque mi páncreas no me funciona”, dice explicando que por ello es insulinodependiente. “Me manda insulina cada cinco minutos y si algo no anda bien, el sensor me avisa”.
Aunque se define como una niña normal, se trata de una niña extraordinaria, con mucho conocimiento para su edad, de este tipo de padecimiento, sus causas y consecuencias. “He leído y leo mucho sobre la diabetes Tipo 1 y lo comparto en las redes”, dice.
Es una niña afable y abierta, que le gustan los videojuegos, juegos de mesa, pasear, pero sobre todo montar a caballo. “Teníamos dos caballos, pero uno desafortunadamente murió”.
“De grande quiero ser doctora, mi doctora me inspiró mucho y quiero ayudar a más gente; pero también me gustaría ser diseñadora de modas. Me gusta mucho la escuela y las matemáticas”.
Reconoce que sus padres le han ayudado mucho, especialmente su mamá quien platica mucho con ella y la ha acompañado en este proceso. También dijo creer en Dios y en la Virgen.
Y con mucha ilusión por cumplir sus sueños, comentó con seguridad y madurez: “hasta ahorita no hay cura, por esos debemos saber mucho de la diabetes para llevar una vida normal, pero diferente”, concluyó.