Superación

¿Por qué los mexicanos nos llevamos bien con la derrota?

La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva.

— José Saramago

Es increíble la cantidad de textos relacionados con la derrota que encontré a la hora de buscar el epígrafe perfecto para insertar al inicio de este artículo y es que, ¿cómo algo que tiene una connotación negativa puede ser tomado como inspiración para dar lugar a letras que atañen directamente a lo positivo?

Resulta que la palabra “derrota” impone un miedo realmente innecesario porque no conocemos exactamente la diferencia entre ser derrotados y haber fracasado. Existen argumentos que contraponen sus significados, sin embargo, la RAE enfoca el sentido de la primera como un camino recorrido para llegar a cierto lugar en específico, mientras el fracaso es un «malogro, resultado adverso… ».

Siguiendo esta línea, podemos llegar a una conclusión muy digerible: el fracaso es una batalla y la derrota es la guerra completa. Aquí la pregunta es: ¿por qué los mexicanos nos llevamos bien con ella?

Juan Villoro comienza el capítulo de una de sus obras más famosas, “Balón dividido”, con una frase llena de poder: “No es por presumir, pero me llevo bien con la derrota”. Y aunque su analogía está totalmente ligada con el futbol mexicano, es sorprendente la manera en que se puede empalmar con éste y todos los ámbitos sociales que nos rodean más allá de un balón.

No somos conformistas
Acto natural del ser humano, pero aún más de los mexicanos: nunca estamos conformes con nada, entendiendo esto como una virtud, no como un defecto. Dicha inconformidad te lleva a querer siempre más y más, por lo que una pequeña derrota no sirve más que de inspiración. Siempre un paso adelante.

Todo se convierte en un reto personal
La importancia no es si eres derrotado, sino tu reacción ante ello, y es entonces cuando el orgullo mexicano sale a flote: no te caes. Porque si somos un poco sinceros, también somos vulnerables a que “nos piquen el orgullo”, pero entonces, nos retamos a nosotros mismos por demostrarnos y demostrarle a los demás –aunque no lo queramos aceptar– que si esta vez no pudimos, la que sigue podremos y además, al doble.

La experiencia hace al maestro
Recuerdo que un maestro de la secundaria siempre nos ponía el mismo ejemplo y decía firmemente: «si una vez me quemé con fuego, nunca más me acercaré a él». Y algo así sucede cuando estamos a una línea de la derrota, en el primer fracaso sabemos por qué fue y no lo volveremos a hacer, en el segundo sucede lo mismo y lo evitas a toda costa para que no vuelva a suceder.

De esta manera es como se genera un cúmulo de experiencias que te servirán para lograr tu objetivo y además, no cometerlos nunca más para nada.

No importa cuánto cueste
¿Qué estarías dispuesto a sacrificar con tal de lograr tus sueños? En realidad cuando te encuentras en ese dilema y pones en una balanza lo que puedes perder o ganar, estás aprendiendo a establecer prioridades y a sacrificar cosas que quizá nunca imaginaste, pero no importa cuánto cueste, lo que queremos es llegar. En otras palabras, aprendemos a evaluar esfuerzo realizado para saber por qué no llegamos a nuestro objetivo y revaluar cómo sí lo harás.

Nos gusta festejar
«¿Acaso estamos locos? No lo creo. La fiesta nos interesa más que el motivo para celebrarla», dice también Villoro. México es fiesta y siempre buscamos cualquier pretexto para celebrar, sobre todo cuando nos ha costado más trabajo sobrellevar todos esos fracasos momentáneos para finalmente llegar a la cumbre. Bien dicen por ahí que entre más trabajo nos cueste, mejor nos sabe.

Nadie le gusta perder eso queda muy claro, pero hay quienes definitivamente no saben hacerlo. Existe una línea muy delgada entre ser un mal perdedor y un buen perdedor, pero ¿en realidad se está perdiendo?

Cada logro se alimenta de descalabros, de pequeñas derrotas que están en las manos de todos tomar como motivación o como lo que realmente se supone que es. A los mexicanos nos gusta que nos cueste trabajo porque entonces todo habrá valido la pena.

La derrota no es más que un pequeño retraso del triunfo, y para los mexicanos, triunfar es una cualidad.

Fuente: https://culturacolectiva.com/estilo-de-vida/por-que-los-mexicanos-nos-llevamos-bien-con-la-derrota/

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