¿Por Qué Me Cuesta Tanto Cuidar A Mis Padres?
Por Dra. María Bertha Covarrubias Manrique
“Me molesta si me llaman y me piden apoyo, me incomoda tener que ayudarle a limpiar su casa y peor se pone la cosa si tengo que asistirlo en su aseo personal, lo veo como una carga fastidiosa, denigrante, obscena, pesada como si a mi no me correspondiera”.
¡Cómo! ¿No hay un lugar dónde dejarlo (a)?
¿Por qué no inventan algo para ayudarnos?
“Es que son una lata, son tan necios, son tan absurdos, tan torpes, y yo no tengo tiempo; creen que no tengo familia que atender; creen que no trabajo, que no me canso”. En fin mil y mil reclamos hemos escuchado de familiares y amigos respecto al adulto mayor que deben o tienen que atender.
Qué bien hizo DIOS al pedirnos: “Honrar a tu Padre y Madre”.
¿Qué no sería natural esto de honrarlos?¡Pues no! Lo tuvo que instituir como mandamiento.
Los seres humanos somos tan egoístas, tan egocéntricos, que creemos que siempre estaremos fuertes, sanos, independientes, que nunca nos llegará el tiempo de ser adulto mayor.
Es mejor evadirlo diciendo que: “ya lo veré o pensare después cuando llegue”.
Y cuando nos llega el tiempo de ver por nuestros padres, abuelos seguimos evadiendo con pensamientos o expresiones de: “ahora no tengo tiempo, mi tiempo es muy valioso para perderlo en atenderlos a ellos”.
Mi reflexión es la siguiente:
Pongámonos un momento en su lugar, detengámonos a pensar, solo un momento:
¿Cómo veo a mis hijos cuando sea yo adulto mayor; yo que me desviví por atenderlos y trabajar por ellos?
¿Cómo me sentiría yo si fuera adulto mayor?
¿Cómo respondería yo a tantos y tantos desprecios, tantos reclamos?
¿Cómo se sentirán ellos que yo tenga que lavar su cuerpo dañado por la edad?
¿Qué sentirá mi padre, mi madre; mi abuelo, mi abuela, cuando me impaciento por no comer la comida que le doy en forma apresurada y de mala manera?
¿Cómo se sentirán cuándo les grito por no tomar en cuenta todo lo ocupado que estoy, perdiendo mi tiempo valioso en ellos?
¿Cuándo lo y la ofendo diciendo lo sucio o mal que huelen por no controlar sus esfínteres y tener qué cambiarlos?
¿Cuándo en ocasiones lo jalo o golpeo por no hacer las cosas a mi modo?
Ahora te pregunto:
¿Te pusiste un momento en su lugar?
Si tu respuesta es afirmativa: ¡Te felicito!
Ello te permitirá reflexionar sobre tu caridad humana, sobre tu amor, tu calidad de compartir algo de lo mucho que te dieron.
Ellos te necesitan y no tienen a nadie más que a su familia, ellos dependen moral , física y económicamente de ti.
Para que tú estuvieras fue necesario que ellos existieran.
Por favor, ¡No los abandones!¡Te necesitan y mucho!
Recapacita y dales un poco de todo el amor que de ellos recibiste, deja de juzgarlos y ve la oportunidad que te da la vida para ser mejor y poder brindar un poco de calidad de vida y cariño a esos tus “viejos”.
No te arrepentirás te lo aseguro, no los dejes abandonados a su suerte, busca ayuda si no sabes cómo tratarlos o cuidarlos, si estas cansado, si te estresas mucho, busca apoyo, ellos te lo agradecerán y tú en un futuro, porque inculcarás en tus hijos el respeto y amor hacia el adulto mayor.
Recuerda: “honrar a tu padre y a tu madre”.
Dra. María Bertha Covarrubias Manrique
Especialidad en Geriatría
Everardo Monroy No. 39-A
Col. Centro, Tel. 662- 127-49-47