¿Qué es la rumiación? El círculo vicioso del pensamiento que no nos deja tranquilos
Como seres humanos vivimos situaciones que provocan que nuestra mente dé vueltas una y otra vez a las cosas, proceso al que en psicología se le conoce como rumiación. Esta aparece cuando nuestro foco de atención se queda enganchado en un elemento real o imaginario, el cual nos genera estrés y malestar.
La persona que la sufre es incapaz de pensar sin que gran parte de las cosas que experimenta, sean estímulos externos o recuerdos, le hagan pensar en su malestar y las causas que lo provocan. Esta repetición hace que nuestra memoria acumule más vivencias que relacionamos al estrés, con lo cual la variedad de referencias a nuestro malestar crece con el tiempo.
De alguna manera, la rumiación hace que nuestro pensamiento adopte un patrón automatizado, basado en que todos los pensamientos que se nos ocurran serán hilados entre sí para que estén relacionados con nuestra molestia, por lo que perdemos capacidad de concentración y nos dificulta hilar ideas de manera voluntaria, pues todo termina llevando nuestra atención hacia una experiencia concreta o un pensamiento que nos genera sensaciones negativas.
Con nuestro pensamiento atrapado, nos cuesta tomar la iniciativa que nos sirva para descargar el estrés acumulado, lo que a su vez hace que no encontremos distracciones con las cuales concentrarnos. En la mayor parte de los casos, la persona que tiene rumiación pasa el tiempo necesario en distracción como para hacer que el proceso se debilite y los niveles de estrés desciendan, pero en otros casos, su persistencia se asocia con la aparición de síntomas de depresión.
A continuación presentaremos algunas estrategias para ayudar a que la rumiación desaparezca; afortunadamente existen estas actividades que son útiles y sencillas para hacer que nuestros niveles de estrés se reduzcan y liberen el foco de atención.
Ejercicio
Una actividad de gran ayuda para combatir la rumiación, pues además de que nos hace liberar endorfinas, nos exige concentrarnos en experiencias que ocurren en tiempo real. Además de cansarnos por los movimientos físicos, las conexiones neuronales también empiezan recuperarse, a conectarse entre sí de una nueva manera, tras haberse enfocado al ejercicio.
Mindfulness
Ha demostrado ser eficaz para reducir los niveles de ansiedad y liberar la atención de fuentes de estrés. Si bien es cierto que durante la meditación nuestro pensamiento no se detiene, ni siquiera cuando dormimos, durante tus sesiones puede tomar otras alternativas para mantenernos al margen de estos detonantes de malestar.
Caminar
Algo tan sencillo como dar un paseo a pie puede ayudarte a pensar espontáneamente, además de que te ayuda a liberar endorfinas y descargar tensiones, sobre todo cuando se hace en entornos naturales con vegetación y sin ruidos. La naturaleza nos ayuda a relajarnos, a la vez que es difícil encontrar referencias a nuestra rutina diaria y a lo que nos produce ansiedad, por lo que son espacios ideales para desconectarnos.
Hablar con alguien sobre tus preocupaciones
Poder compartir con otros tus sentimientos y recibir sus puntos de vista sobre lo que nos genera estrés hará que dejemos de pensar en ello de la misma manera. Hablar de frente con nuestros seres queridos nos servirá mucho, pues podemos ver sus reacciones ante lo que nos ocurre.
Ir a terapia
Si la situación se te sale de las manos y no puedes avanzar, la mejor recomendación que se puede dar es que acudas con un especialista, para que sea él o ella quien estudie tu caso y te brinde una solución personalizada, que de seguro te será de muchísima ayuda.
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