Roles familiares
Por Emma Aguayo de Shugert
Mientras estuvimos viviendo en Estados Unidos; mi familia y yo, tuvimos la oportunidad de conocer a muchas personas de diferentes culturas y religiones.
Nuestros vecinos de enfrente eran de Pakistán, el señor es arquitecto
y ella pediatra, musulmanes con 3 hijos y una bebé. A mí me llamaba la atención que el señor siempre estuviera con los niños y toda la mañana paseara a la bebé.
Nos lo encontrábamos en el súper, en el hockey, en las juntas de la escuela y siempre saludaba amablemente te tal forma que lo apodábamos “Mr. Hi!”.
Un buen día; a empujones y medio forzado, mi esposo los invitó a comer a nuse tra casa un domingo…. Fue cuando aprendimos que durante el Ramadán no se come nada hasta las 6 de la tarde. Mis hijos morían por tomar un bocadillo pero por respeto a los invitados aguantamos.
Ya entrados en la plática nos comentaron que cuando inmigraron a ese país, ella; siendo pediatra encontró muy buen trabajo. Mientras que él, como arquitecto podría trabajar desde la casa. Decidieron entonces invertir los papeles pues no querían que sus hijos crecieran en la guardería o estuvieran solos por las tardes.
¿Cuál es el rol de la mamá? ¿Cuál es el rol del papá?
En los asuntos familiares hay muchas actividades que pueden ser hechas indistintamente por el padre o la madre. Proveer el sustento es básico e importante. Ya sea que lo realice el papá, o la mamá, o los dos, lo más importante es no perder de vista la finalidad: el bienestar familiar.
Si alguno de los dos le dedica más tiempo de lo necesario al trabajo, este bienestar; aunque tengan todo; económicamente hablando, se ve mermado. Ni que decir cuando los dos le dedican más tiempo a su realización profesional.
Es muy difícil servir a dos amos. El ejemplo de mis amigos pakistaníes nos ilustra claramente como la comunicación en la pareja y el interés mutuo por los hijos vence estereotipos y dificultades. Pero aun así, no todos los roles son indistintos. Y me tendrán que perdonar mis amigas feministas pero los hombres y las mujeres no somos iguales.
En conjunto establecemos las reglas de la casa, en conjunto las
hacemos cumplir, de común acuerdo se otorgan permisos y se hacen ver las consecuencias. Pero cada uno lo hace con su estilo propio, definido por su personalidad y su sexo.
Los papás son prácticos y van al punto. No se complican la existencia y eso es bueno. Si el niño está molestando con la pelota se la quitan
y punto. Las mamás vemos para atrás y para adelante antes de actuar;
eso es bueno también. Quizá no funcione con el niño de la pelota
porque lo vamos a amenazar unas 15 veces antes de actuar y una vez que quiebre algo lo agobiaremos con un rollo larguísimo sobre la responsabilidad.
Pero, gracias a ese ver para todos lados; a diferencia de nuestro marido, notaremos que la insistencia de nuestra hija adolecente, en obtener el permiso para salir a una fiesta no es solamente necedad por asistir a la celebración de un cumpleaños, sino que podremos intuir cuando algún chico ronda por ahí.
La psicóloga Dr. Elisa Urbano nos explica: “los hombres y las mujeres buscamos cosas distintas en nuestras relaciones sociales y de pareja y de muy buena voluntad pero con desconocimiento damos a los demás lo que deseamos recibir.”
Así, el papá que es muy bueno para dar confianza dirá: ¡Usted solo súbase a la bici mijo! Y ¡dele, dele duro! mientras que a la mamá eso no se le da tan fácilmente. Nos preocupan sus sentimientos: ¿tendrá miedo? ¡Ten cuidado mijito!
¿Y si el chamaco se cae? El papá lo vuelve a subir y la mamá lo
abraza. Generalmente las mamas damos primero cariño.
No significa que las mamás no den confianza y que los papás no den
cariño, sino que el orden de importancia es diferente, los papás dan
primero confianza y el cariño está más abajo en su lista. En las mamás
sucede invertido. El truco aquí, no es quién da qué, sino que los dos den para complementarse.
Nuestros hijos buscaran la aceptación de su papa para sentirse seguros cuando quieran estudiar para chef en vez de derecho y la valoración de su mamá será la fuerza para ser grandes ingenieros aunque las matemáticas se les dificulten. Con la ayuda de los dos su autoestima será saludable.
Nosotros podemos enseñarles a rezar y aprenderán a ser devotos, pero
la fortaleza para seguir en su fe la adquirirán cuando vean a su superhéroe; su padre; que todo lo ve sin revolverlo con las emociones, incado en oración al lado de ella o en la fila de las confesiones.
Los hijos son fruto del amor de los padres y sacaran los ojos de uno
y la nariz del otro, la educación de lo hijos es igualmente fruto de
ese darse de los padres indistintamente y aprenderán a ser alegres por
un lado y a enfrentarlo todo por el otro.
Los roles en el matrimonio no son reparticiones de tareas, son simplemente distintas tareas, hechas en distintos tiempos por cada uno, que combinados y con un toque de buen humor y un mucho de la Gracia de Dios, forman como diría San Josemaria: hogares luminosos y alegres.
Emma Aguayo