¿Sabes cuánto contamina la ropa que usas?
¿Cada cuánto renuevas tu guardarropa? Se estima que la vida útil de la ropa que vestimos no suele ser de más de tres años.
Estudios hechos en Europa, revelan que en este continente se desechan al año seis millones de toneladas de productos textiles y tan solo el 25 por ciento son reutilizados.
Estas cifras hacen sin lugar a dudas que nuestra huella ecológica tenga un mayor impacto en el cuidado del planeta, pues la industria textil es la segunda más contaminante después de la del petróleo.
Pero, ¿cómo es que nuestra ropa contamina tanto?
En primer lugar, está el consumo excesivo de agua. Arjen Hoekstra, padre del concepto de la ‘huella ecológica’ explica que la cantidad de líquido que se necesita hasta que la ropa llega hasta nuestro closet es mayor de la que pensamos.
Por ejemplo, unos jeans de un kilo suponen un consumo de alrededor de 10 mil litros, mientras que para producir una camiseta de algodón se utilizan aproximadamente unos 2 mil 500 litros.
Además, la deslocalización de la producción textil conlleva un mayor uso de transportes y por lo tanto, de combustible, lo que representa un incremento de la huella de carbono; que se traduce en toneladas de CO2 y por ende, una mayor emisión de gases de efecto invernadero, agregando los procesos de fabricación, confección, teñido y planchado, que son importantes consumidores de energía.
De acuerdo con un estudio de la Agencia Sueca de Productos Químicos, el 5 por ciento de las sustancias químicas que componen la ropa es nocivo para el medio ambiente. Estos elementos se liberan en la creación de tintes, en el proceso de fabricación, al lavar las prendas o cuando estas se depositan en vertederos.
Para producir la ropa se usan tres tipos de fibras: naturales, artificiales y sintéticas. Para obtener las fibras naturales, como algodón o lino, se sobreexplota el suelo por el uso de fertilizantes, pesticidas y otros productos químicos.
De la misma forma, al proceder de industrias químicas, las fibras artificiales y sintéticas contaminan el medio ambiente si no son recicladas adecuadamente. Tan solo en España, se estima que alrededor de un 75 por ciento de la ropa que compramos acaba en un vertedero, sin recibir el tratamiento adecuado en una planta de gestión de residuos.
En el proceso de fabricación de cualquier prenda, se elimina una gran cantidad de desechos y sustancias dañinas para el entorno natural. Si bien en los últimos años el número de empresas que optan por un proceso de creación más sostenible, aún queda un largo camino por recorrer.
Para poder ser más amables con nuestro entorno, existen algunas ideas prácticas a tomar en cuenta al momento de obtener nuevas prendas:
• La primera es retomar el principio ecológico de las 3R: Reducir la cantidad de ropa nueva que compramos, reutilizar la que ya tenemos dándoles un nuevo uso o valor y reciclar lo que no necesitamos y donarla a alguien que la necesite.
• Intercambiar prendas entre amigos o familiares puede ser una buena idea, ya sea para un evento como bautizo o boda, también es posible rentar la ropa en algún negocio de este giro.
• Preocuparnos por la procedencia de la ropa y optar por prendas fabricadas en zonas cercanas a la nuestra, para reducir la emisión de CO2 que ocasiona el transporte.
• Podemos prestar más atención a la composición de nuestras prendas. La información se encuentra en algunas etiquetas y las fibras recomendadas son el algodón, nailon o poliéster reciclado, cáñamo o lino, todos procedentes de la agricultura ecológica.
Con información de Hola México.