¿Violencia?
Ciudad de México. 19 de septiembre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- El acoso y hostigamiento laboral y escolar se han convertido en temas de preocupación social e institucional en los últimos años, por lo que se han implementado medidas y técnicas que buscan erradicar dichas conductas, que son consideradas como dosis de violencia en pequeñas cantidades.
Ante esta perspectiva, investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) buscan concienciar a la comunidad politécnica y a la sociedad en general sobre la importancia de reconocer, denunciar y enfrentar los problemas de acoso y hostigamiento en los ámbitos laboral y escolar como una manifestación de violencia, a través de políticas educativas de prevención de violencia bajo la perspectiva de género.
Martha Alicia Tronco Rosas y Susana Ocaña López, autoras de la obra, explicaron las perspectivas en el tema de la violencia de género y las estrategias y programas que se han realizado para combatirlo.
¿Qué significa hablar de violencia?
De acuerdo con informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la violencia es considerada una de las principales causas de muerte en el mundo, considerándola un problema de salud pública que ha alcanzado niveles de impacto al atravesar fronteras educativas, de edad, raciales, religiosas y socioeconómicas.
A lo largo de investigaciones alrededor del tema, dirigieron una que se enfocó en la comunidad laboral y estudiantil del IPN que habla de la dinámica de relaciones de pareja y cuyo objetivo se centró en conocer cómo personal y estudiantes de educación media superior y superior de la institución se relacionan, a fin de identificar los factores que se asocian con el surgimiento de patrones de violencia y en qué medida dichas conductas pueden ser prevenibles y modificables.
“Logramos identificar que en estas relaciones entre los estudiantes existían vínculos de poder que se manifestaban con diversas situaciones de violencia”, comentó Susana Ocaña, mencionando también que los datos recabados en el tema de la dinámica de relaciones en el nivel medio superior y superior sobre los roles y estereotipos de género revelan situaciones preocupantes, ya que estos son uno de los principales factores para ocasionar violencia.
Según los resultados, se reveló que 92 por ciento de las mujeres declaró que deben obedecer a los hombres en todo lo que ordenen y 73 por ciento de los hombres está de acuerdo con esta idea. Asimismo, 88 por ciento de las mujeres expresó que no se puede decidir libremente entre el trabajo y estudio sin considerar la opinión de terceros, así como 74 por ciento de mujeres y 50 por ciento de hombres consideran que en el matrimonio las mujeres deben dedicarse al hogar y a la crianza de los hijos.
La violencia en más cifras
En esta publicación, las autoras describieron que 80 por ciento de las personas de nivel medio superior, superior y ámbito laboral que fueron encuestadas considera que las mujeres que se visten con ropa ajustada para salir a la calle o asistir a su trabajo o escuela, otorgan derecho a otras personas a faltarles al respeto.
Asimismo, 30 por ciento de los encuestados piensa que el acoso y hostigamiento son situaciones normales del ambiente escolar y laboral y, por tanto, es algo a lo que se deben acostumbrar. Alrededor de 12 por ciento de hombres y 20 por ciento de mujeres en situación escolar y laboral mencionaron para los estudios publicados en el libro que han recibido propuestas de carácter sexual y constantes críticas destructivas respecto a su trabajo.
Según las autoras, aproximadamente 21 por ciento de los hombres y 22 por ciento de las mujeres han vivido algún tipo de contacto, gesto o insulto obsceno relacionado con su sexualidad, además de que sus superiores, llámense jefes o profesores, se han aprovechado de su autoridad para ridiculizarlos, burlarse o perjudicarlos.
Entre las manifestaciones violentas de mayor constancia que se expusieron en estos estudios están los pellizcos, empujones, cachetadas, jalones de cabello, celos, ahorcar o asfixiar, forzar a tener relaciones sexuales y revisar pertenencias.
Estas acciones negativas, aseveraron las especialistas, tienen un fuerte impacto en aspectos psicológicos, físicos, laborales y escolares que conlleva a consecuencias, que en muchos casos se traducen en costos para la sociedad, para la misma persona y la institución en la que se desarrolla, como desempleo, miedo, ansiedad, depresión, baja productividad, entre otras, por lo que la ejecución de planes de acción que permitan erradicar dicha situación han sido puestos en marcha.
Jerarquías de poder y acciones para combatir la violencia
“Si bien las mujeres tenemos mayor participación en el área laboral y educativa, en las relaciones de pareja se han presentado diferentes manifestaciones de violencia que tienen que ver con la constante lucha de poderes”, especificó Susana Ocaña.
Las especialistas explicaron que las conductas violentas en las relaciones de pareja generalmente no son percibidas como tal, ya que estas pueden confundirse con amor e interés por la pareja, y quienes las sufren suelen encontrarse principalmente en los grupos definidos culturalmente como los sectores con menor poder dentro de la estructura jerárquica y que si no se identifica y se detiene a tiempo, puede desencadenar conductas extremas como homicidio o suicidio.
En este sentido, con el fin de erradicar la violencia, se consideró necesaria la instrumentación de políticas de prevención de violencia con perspectiva de género, que han resultado eficaces para retomar la prevención como aspecto central en espacios escolares y laborales y convertirse así en un modelo para erradicar el acoso y hostigamiento.
Dentro de las instituciones de educación media superior y superior, se ha promovido el uso de una herramienta llamada Violentómetro, cuyo objetivo es medir las manifestaciones de conducta violenta que se encuentran en la relación de pareja y que no habían sido identificadas como tal.
“Con este material podemos no solo identificar si vivimos con violencia, sino también se identifica si la ejercemos en el ámbito de pareja, laboral o familiar”, explicó Susana Ocaña, enfatizando que los materiales han sido llevados a diferentes idiomas como el inglés y también a lenguas indígenas de México como el náhuatl, tlapaneco y mixteco, por mencionar algunas.
La elaboración de estas medidas de prevención ha tenido impacto no solo en la comunidad politécnica sino en otras instituciones y países, que han tomado de ejemplo estas medidas para llevar a cabo campañas de prevención de violencia.
Un trabajo de Génesis Gatica Porcayo publicado en www.conacytprensa.mx