Superación

Habilidades sociales que hemos perdido a través del tiempo

Es obvio que a todos nos gusta tener amigos, amantes y atención de otros, pero estos vínculos también pueden llegar a ser la causa de diversas molestias y mucho estrés, asegura la psicóloga española Patricia Ramírez Loeffler. Además, la manera en la que tratamos a los demás es el reflejo de lo que pensamos de nosotros mismos. El tono con el que nos expresamos, la forma en la que observamos a los demás, la postura al sentarnos, lo poco o mucho que sonreímos, la manera en la que conversamos y los temas sobre los que hablamos, tienen una raíz psicológica plantada desde la infancia.

Esta semilla determina las habilidades sociales que ponemos en práctica. Estas aptitudes no sólo nos ayudan a relacionarnos, sino a tomar las mejores decisiones en momentos de crisis. Sin embargo, parece que estas aptitudes se han debilitado de forma preocupante debido a fenómenos como las redes sociales. El egocentrismo y desinterés social resultante de esta dependencia a la tecnología, ha generado que nuestras relaciones dejen de ser una fuente de satisfacción.

Por ello es que vale la pena repasar aquellas habilidades sociales que se han perdido en la bruma de los tiempos modernos; mismas que, con suerte, podríamos rescatar del olvido.

Tener una conversación crítica que nos lleve a aprender

Con esto nos referimos al hecho de divertirnos con la compañía de los demás a la par que se tocan temas de interés humano que nos obliguen a reflexionar mediante una mentalidad abierta y crítica. La mayoría de las veces, las charlas actuales se conducen por medio de temas sin trascendencia; la burla hacia las demás personas o los comentarios negativos que lejos de encontrar o proponer una solución se atascan en la crítica sin sustancia.

Saber escuchar a los demás

¿Cuántas veces no has emitido alguna opinión o comentario, esperando la retroalimentación de los demás, y lejos de obtener una respuesta parecen evadir el tema? Este detalle es algo más común de lo que podríamos pensar. Se ha perdido la capacidad de escuchar y dar una respuesta convincente. La mayor parte de los interlocutores se preocupan más por hablar y contar sus vivencias que por estar dispuestos a escuchar lo que los demás tienen que decirles. Un consejo: cuando estés en medio de una conversación, guarda el celular a menos que estés esperando una llamada de emergencia o de vital importancia. Así podrás atender mejor la conversación.

Tener tiempo para estar con los demás

En el mundo tan apresurado en el que vivimos, lleno de horarios rígidos y horas laborales inmensas y extenuantes, mujeres y hombres parecen correr una carrera todos los días para cumplir con sus compromisos. Esto ha causado que la convivencia con los demás se vea manchada por la escasez de tiempo o el desinterés de estar más minutos de los necesarios. Las charlas suelen ser fugaces, exprés y carentes de lo que muchos llaman “tiempo de calidad”.

Tolerancia y empatía

El trabajo o la escuela nos obliga a compartir tiempo y espacio con personas muy diversas. Esto puede transformarse en un enriquecimiento mutuo de ideas y puntos de vista sobre la vida. Sin embargo, muchas personas suelen ver esto más como una molestia que como una virtud. Ahí empiezan las críticas, los insultos, la intolerancia y la falta de empatía con los demás que conducen a crear ambientes enrarecidos, viciados y carentes de una convivencia que nos lleven a sentirnos bien a pesar de estar con individuos ajenos a nuestras ideas. En la medida en que respetemos el espacio físico y mental de los demás, así como sus opiniones, se logrará crear un ambiente de amor, armonía y paz.

Inteligencia emocional

La inteligencia emocional es la habilidad de filtrar de manera adecuada los sentimientos negativos y transformarlos en sustancia positiva. Es obvio que el ritmo de vida actual, aunado a problemas de índole económica y política, nos lleve a padecer episodios de estrés, enojo o frustración. Aquí es donde nuestro equilibrio emocional se pone a prueba. Lamentablemente, la mayoría fracasamos en el intento de filtrar lo negativo y sobrevienen los episodios de violencia verbal, comparaciones entre lo que uno y otro individuo hacen en su propia vida, sentimientos de envidia, etcétera. El día que la humanidad sepa controlar y canalizar sus emociones, todos los sentimientos que nos agobian darán paso a una salud mental absoluta.

Paciencia

Así como el respeto a los otros y la tolerancia son fundamentales, la paciencia hacia nosotros mismos es la llave para que muchos de nuestros problemas sean menores. Tener cordura hacia nuestros errores, reconocer que no todo tiene que ser perfecto y que los demás tampoco tienen por qué actuar conforme nuestros deseos es fundamental para lograr una paz emocional sin igual. Todo lleva un tiempo para que resulte como lo deseamos, no debemos perder de vista esto. Autocontrol que encamine a la paciencia es la clave para una vida equilibrada.

Preguntar antes de hablar

Parece que se ha vuelto una pandemia dar por hecho que aquellos rumores que llegan a nuestros oídos son ciertos y comenzamos a esparcirlos con emoción. En lugar de hacer las preguntas pertinentes con las fuentes apropiadas y estar seguros de lo que hablamos, preferimos la vía rápida de crear un ambiente enrarecido donde el mito, la leyenda y las verdades a medias sean lo que reinen en medio de la confusión. Investigar es vital para que nuestras palabras sean ciertas y tengan verdadero sentido.

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