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Él ayuda a los niños a convertir sus sueños en negocio

Marco Velázquez es un joven que siempre fue bueno para la escuela, pero en ocasiones pensaba que algunas materias no servían para nada, no les encontraba sentido. Admira a Marck Zucerberg y Steve Jobs, que, sin haber terminado la escuela, transformaron el mundo con su emprendimiento.

Amante del futbol, estudiante de Ingeniería Informática en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) e inquieto por querer transformar el mundo, sus sueños se vieron detenidos por un intenso dolor en la columna que podía dejarlo sin caminar en cualquier momento.

El terrible diagnóstico médico y el paro estudiantil del IPN, lograron sacar el espíritu emprendedor que tenía en su interior.

El dolor y unos niños con ganas de aprender
El año 2014 marcó el rumbo de la vida de Marco: un fuerte dolor en la columna que puede dejarlo sin caminar, el paro del IPN por las reformas educativas y unos niños que tenían ganas de aprender computación, lo llevaron a fundar DeKids.

Desde que Marco tiene memoria, sabía que quería cambiar su entorno, por eso decidió estudiar Ingeniería Informática, para lograrlo con la ayuda de la tecnología, pero entendía que todos los problemas que existen era por la falta de educación.

Sus padres siempre le decían: haz lo que quieras, pero termina una carrera. Pambolero desde pequeño, fiel seguidor del Club América, formó parte de la escuela del equipo azulcrema, y fue maestro de un grupo de niños, que tenían el mismo sueño de ser futbolistas, llamado “Arsenalitos”.

Pero hace dos años y medio que su vida cambió. Un fuerte dolor en la columna no lo dejaba seguir. “Después de acudir a varios médicos me dijeron: Marco, vas a dejar de caminar, no sabemos cuándo, puede ser hoy o mañana,”, recuerda el joven.

En noviembre de ese año le diagnosticaron dos hernias discales que pueden dejarlo paralítico en cualquier momento. Tuvo que dejar el deporte y dedicarse a cuidar su salud. “Cuando salí del doctor se me empezaron a salir las lágrimas. Yo sentía que les había fallado a mis papás”, platica Marco, con voz entrecortada.

El dolor es tan intenso que no puede respirar, sólo una inyección lo puede calmar. “Todo un mes estuve muy triste, muy decaído, no tenía ganas de hacer nada”, comenta el emprendedor.

Se planeaba celebrar los XV años de su hermana Diana, como se acostumbra en Cuanalan, Estado de México, de donde es originario, pueblo conocido por sus fiestas y músicos, pero se tuvieron que cancelar debido a la enfermedad de Marco. “Me sentía culpable de romper la ilusión de mi hermana”, dice el fundador de DeKids.

En septiembre de ese año había estallado el paro indefinido en las escuelas del IPN, así que como Marco no iba a la escuela, decidió trasladarse todos los días a la Ciudad de México en busca de grupos de emprendedores y de tecnología.

Después de conocer a algunos, descubrió cosas que lo motivaban. Se le ocurrió la idea de poner unos carteles cerca de su casa, en los que convocaba a la gente para que se reunieran y enseñaran a otros lo que sabían, y así compartirlo con la comunidad.

“Yo me preguntaba, ¿por qué no crear una comunidad donde tengas el talento y vivas las mismas problemáticas, y así darles juntos una solución?”, dice el director de DeKids.

La idea se llamaba “Lec, comparte y aprende”, tenía todo listo, en su casa los recibiría e hizo una fan page en Facebook para tener más alcance… pero el día de la cita nadie llegó. Ahí entendió,

“al final de cuentas era un fracaso, era totalmente diferente a sacar un cinco en la escuela, era un proyecto que le había echado ganas y no funcionó”, recuerda Marco.

“Mis papás dijeron: ya viste, Marco, no se puede”, puntualiza el emprendedor. Después de ese primer intento, ingresó a un training en una empresa, pero durante su estancia se dio cuenta que no estaba cumpliendo su propósito, que era cambiar la vida de las personas.

“Hay falta de oportunidades, muchos sólo buscan terminar la escuela, conseguir un empleo y ya. Son muy pocos los que buscan hacer cambios en grande. Entonces, ¿cómo empezamos?

Si esas personas ya están encasilladas en encontrar un trabajo ¿quién todavía no? ¿quién puede creer en esto? ¡Los niños!”, platica el director de DeKids, mientras se le dibuja una sonrisa en el rostro.

La idea ya estaba, pero tenía la mala experiencia de su primer fracaso. Fue entonces cuando Diego, hermano de Marco quien tenía 12 años, le pidió ayuda para una tarea de computación, Marco aceptó y, bromeando, se ofreció a enseñarles a programar.

“Pensé que me iban a ignorar, porque ya les había ayudado a la tarea, pero no. Los siguientes días me estuvieron insistiendo para que les enseñara”, comenta el emprendedor.

Llevó a su hermano Diego, de 12 años, y a unos primos, Jessica de la misma edad y Omar de nueve, a un curso básico de tecnología en el WeWork para empezar a integrarlos en el tema. Ya con la idea de dar clases, les pidió que le ayudaran a ponerle un nombre al curso de programación que iba a impartir, y así, tres niños menores de 13 años, lo bautizaron con el nombre de DeKids.

Nace DeKids
DeKids busca enseñar a los niños los valores del emprendimiento a través de la tecnología. Con un programa que incluye los conocimientos técnicos así como un desarrollo de habilidades de liderazgo, trabajo en equipo y pitching.

Sin temario, ni conocimientos en pedagogía, en mayo del 2015 en la sala de su casa, con 12 niños vecinos del lugar y con cuatro computadoras prestadas, impartió el primer programa. Los recursos eran limitados pero eso les enseñó a trabajar en equipo, les dio un motivo para aprender.

El pequeño cursó duró ocho sábados, “al principio iniciamos con una hora de sesión, pero los niños siempre me decían: ¡no nos queremos ir! Fue así que se extendió hasta cuatro horas”, recuerda Marco.

El objetivo de DeKids es dar más que aprendizajes técnicos, “los proyectos deben de nacer de lo que los niños amen, que puedan materializar sus sueños, o quieran solucionar problemas, con esto el aprendizaje surge”, explica el fundador.

Carlos Toxtli, emprendedor y desarrollador en Google, fue a dar una charla a la universidad donde iba Marco, ahí lo conoció, se acercó a él y tiempo después lo invitó a conocer el proyecto que estaba haciendo con los niños. “Le llamó la atención y le pareció una buen idea. Dio una plática de por qué es importante aprender a programar. No me cobró por ir a mi casa, después me lo llevé a una fiesta cerca de ahí”, recuerda entre risas el emprendedor.

No fue tanta gente como Marco lo esperaba, pero para DeKids fue muy significativo y le dio mucha fuerza al proyecto en la Ciudad de México, porque en su pueblo nadie lo conocía.

Después del primer programa se dio cuenta que los niños aprendieron más cosas que programar: rompieron miedos, lograron hablar en público y se dieron cuenta que los sueños se podían hacer realidad.

En el tercer programa conoció Wayra, aceleradora de startups digitales, y se empezó a incluir a especialistas. Parte de los retos que ha enfrentado DeKids es que se unan personas que quieran ayudar. “Uno de los desafíos que enfrentan los emprendedores es que no confían en ti y la presión social es muy fuerte”, agrega Marco.

Cómo funciona
DeKids realiza entrevistas de admisión a los niños que quieran entrar, para evaluarlos y conocer su perfil. Su estrategia ha sido por recomendación y en redes sociales. Toda la atención es personalizada. “Buscamos que nadie quede fuera por cuestiones económicas, otorgamos becas que sean un apoyo para aquellos niños que no tienen la oportunidad de pagarlo todo”, asegura el emprendedor.

Ahora iniciarán el octavo programa en la CDMX, el costo es de nueve mil 500 pesos, e incluye la inscripción, aunque no es indispensable llevar una computadora, se recomienda hacerlo, pues facilita mucho para que todos aprendan.

El programa cuenta con tres niveles:

Emprendimiento Modelo de negocio y páginas web (principalmente se busca romper miedos)

Sistema de control de versiones: página web en línea, Currículum Vitae que nunca se borra, desarrollo personal de los niños y que tengan más seguridad.

“Con este sistema se busca que cuando un niño crezca y a los 22 años busque empleo, pueda decir: tengo 10 años de experiencia, porque empecé a programar desde los 10”, comenta el director.

Asesoría de acuerdo al proyecto: dependiendo de cada proyecto es la guía que se le va otorgando a cada uno.

Dentro de los planes a futuro buscan integrar un contenido especial de marketing, así como hacerla franquicia, crear una plataforma online y continuar con la motivación para tomar cursos presenciales. Además de buscar que más empresas se sumen.

Los horarios son los sábados de 10 horas a 14 horas, y en ocasiones, si el grupo lo demanda, en domingo también se dan los cursos.

Según datos de DeKids, siete millones de empleos desaparecerán, como: cajeros, contadores, abogados, empleos tradicionales donde no intervenga la creatividad. Y dos millones se crearán, especialmente relacionadas con tecnología.

En las siguientes vacaciones se impartirá un curso de verano relacionado con programación en la Ciudad de México, Cancún y Durango.

Uno de los objetivos donde trabajará Marco es posicionarse en América Latina y poder llegar cada vez a más pequeños. El modelo de negocio de su emprendimiento es ser una incubadora de niños con el único fin de ayudar.

A Marco los niños le han enseñado mucho, “hubo una frase que recuerdo muy bien de un pequeño: yo nunca fracaso, siempre estoy aprendiendo”, recuerda el emprendedor.

“Es más difícil cambiar la personalidad de una persona adulta que de un niño, por eso creo que en DeKids hay magia”, asegura Marco.

Hoy, aunque siga el riesgo de quedarse sin caminar, él confía que el tiempo que tiene lo seguirá empleando en empoderar cada vez a más niños, sus estudios están en pausa al igual que su pasión por el futbol, porque él tiene esperanza en ser el Marck Zucerberg de México.

Fuente: https://www.entrepreneur.com/article/293683

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