Liderazgo

¿Inseguro? Tips prácticos para ayudarte a tomar decisiones

Fotografía de Freepik.

Algunas personas sufren cuando llega el momento de tomar decisiones, incluso podría decirse que sufren de “decidofobia”, pues el pánico de la situación los hace paralizarse al pensar que pueden equivocarse.

Lo primordial es tomar en cuenta que el resultado de tu decisión no es tan importante, sino el atrevimiento y audacia que tuviste al tomarla.

Si eres de aquellos que tienen dificultades al momento de tomar una decisión, te invitamos a seguir leyendo y poner en práctica los siguientes consejos que pueden serte de ayuda.

1.- Previo a tomar la decisión

Primero que nada define, ¿cuál es la decisión que quieres tomar? Enumera los recursos que tienes para hacerlo, y por último, determina el resultado final. Al tener esta información, al sentirte presionado, desglosa las preguntas que rondan por tu cabeza y plantéalas en positivo; un cuestionamiento bien hecho da luz donde no hay.

La idea tampoco es que te llenes con más preguntas de las necesarias, pues puede ser contraproducente, mejor contesta una por una las subpreguntas, que te facilitará el camino.

2.- Todo depende de ti

Cuando estés indeciso al tomar una decisión recuerda hacerlo por ti mismo, sin darle tanto peso a lo que piensen otras personas, pues todos querrán opinar, pero al final lo que determines te afectará a ti.

No dudes en recurrir a un profesional en caso de que desees una opinión y no olvides dar datos duros, sin dejar de lado ningún detalle, pues te ayudarán a centrarte en el problema.

3.- Deja tus emociones de lado

Al momento de tomar una decisión debes tener la cabeza fría, pues es algo que no debes dejarlo al azar. Por ningún motivo lo hagas estando triste, enojado, etc., pues lo único que pasará es que sea de forma visceral; evita hacerlo por la emoción del momento y la presión social.

Recuerda que también debes de tener todos los elementos para tomar una decisión inteligente; tómate el tiempo que sea necesario para hacerlo.

4.- Variables a calcular

Como mencionábamos anteriormente, hacer una lista de los “pros vs. contras” es una gran herramienta para tomar decisiones. Escribe de un lado las cosas positivas que te aportará dicha situación y del otro las negativas. Así te darás cuenta que es lo más conveniente para ti.

Otra herramienta que puede ayudarte es calificar esas características y enumerarlas del 1 al 10, lo cual te ayudara a priorizar sobre lo que quieres y lo que deseas, pero que a veces en el momento de decidir no es posible para ti.

5.- Amplía tu visión

Hay ocasiones en las que entramos en pánico y no podemos pensar, ahora imagínate que en este estado debes tomar una decisión. Aunque lo pensemos cientos de veces, solo estaremos dándole vueltas al asunto sin llegar a nada.

Por tal motivo, trata de relajarte, respirar hondo y profundo, para que tu cerebro se oxigene y logres reducir la ansiedad provocada por el momento.

Una vez que logres hacerlo, piensa por un momento que te desprendes de tu cuerpo y observas la problemática desde otro ángulo: ¿qué le dirías a tu ‘yo’ interno que no está viendo lo que tú ahora ves?

También puedes preguntarte, ¿si este problema lo tuviera otra persona, cómo lo resolvería? Piensa en la metáfora del vaso lleno de agua, no necesariamente si lo ves medio lleno, vacío o lleno, sino que pienses por cuánto tiempo quieres cargar el vaso esté como esté.

6.- No lo dejes para después

Muchos caemos en el error de dejar las cosas para más tarde, pero eso también es tomar una decisión. Cuando tienes claro lo que quieres, es muy fácil tomar decisiones. Analiza bien qué tipo de persona eres: aventada, retraída, tímida, negativa, positiva, etc., y desde ahí trabaja en cómo lo vas a hacer y qué necesitas para hacerlo.

En ocasiones las personas no tienen bien definido lo que quieren y esto hace que se rindan, por lo cual la pregunta sería ¿qué es lo que quieres y qué quisieras obtener al final?

7.- Ya decidí, ¿y ahora qué?

Si llegaste a este punto, tienes poco más de la mitad del camino recorrido, ahora solo falta llevar a cabo tu plan de acción, es decir, las estrategias de cómo lo vas a lograr.

Siempre estamos tomando decisiones, sólo que no siempre le damos la importancia que merecen y lo terminamos haciendo de manera autómata, por ejemplo: ¿Le pongo sal o no? ¿Chocolate o vainilla? ¿Azul o rojo? ¿Me como otro o ya no? En este tipo de decisiones no pensamos las consecuencias, simplemente las asumimos y ya.

Recuerda que si fallas no pierdes nada, pues al menos lo intentaste; y si ganas, te sentirás satisfecho por haber probado. No pienses tanto, sólo hazlo.

Con información de Entrepreneu.

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