Emociones

La importancia de saber gestionar las emociones

Fotografía de Freepik.

En ocasiones se habla de las emociones como si se trataran de elementos psicológicos ajenos a nuestro control; sucesos que influyen unilateralmente en nosotros, pero que no pueden verse afectados por nuestras decisiones.

Asumimos que las emociones son algo similar a los fenómenos meteorológicos, que están ahí y no podemos concebir la vida sin ellos, pero que a la vez, ante su existencia, solo podemos adoptar un rol pasivo.

Esto es un error, pues si bien es cierto que no podemos manejar a nuestro antojo nuestras emociones y tampoco somos capaces de suprimirlas totalmente, tenemos un significativo margen de maniobra tanto en lo que respecta a su forma de aparecer en nuestra mente, como en lo que nos llevan a hacer y sentir.

Por ello, es importante tomar conciencia de hasta qué punto importa desarrollar y perfeccionar esta clase de habilidades de gestión emocional.

¿Cuál es la importancia de potenciar la gestión emocional?

Estos son los aspectos de la vida cotidiana en los que haber desarrollado estas habilidades marca la diferencia.

1.- Nos ayuda a evitar conflictos innecesarios

Con la capacidad de gestionar bien nuestro lado emocional, también llega la habilidad de detectar situaciones en las que si no vamos con cuidado, podemos terminar envueltos en una lucha de egos que solo nos hará perder y no lleva a nada.

2.- Nos predispone a no desviarnos de nuestros proyectos

La correcta gestión de las emociones implica no ceder a los impulsos fácilmente, con lo cual es más probable que se nos dé priorizar metas a largo plazo ante aquellas menos importantes pero que representan una tentación a corto plazo.

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3.- Hace posible cambiar la frustración por estrategias

Muchas personas se frustran y se rinden, tomando una postura pesimista sobre lo que pueden hacer. Sin embargo, al lograr gestionar bien esas emociones, esos sentimientos de decepción y tristeza pueden impulsarte, siendo motor de autosuperación, aprovechando para tomar una perspectiva para avanzar a través de estrategias y prioridades diferentes.

4.- Hace que las relaciones sean más fluidas

Una buena gestión emocional se plasma en la manera en la que nos relacionamos con los demás, sobre todo en nuestro lenguaje no verbal.

Nos hace más espontáneos, pues no sentimos que debamos adoptar estrategias artificiales para presentar una imagen que nos haga sentir aceptados.

5.- Nos ayuda a comprender a los demás

No todo tiene que ver con la introspección centrada en uno mismo; la gestión de las emociones también nos hace más fácil reconocer estados emocionales en los demás y actuar en consecuencia, lo cual hace posible tanto empatizar más y llegar a nuevos puntos de encuentro.

6.- Hace posible la auto-motivación

Sin capacidad de gestión de las emociones, no existe posibilidad de motivarse a uno mismo. Y esto último es clave, sobre todo en el inicio de un proceso en el que queremos adoptar un nuevo hábito o estamos iniciando un nuevo proyecto.

7.- Permite desarrollar dotes de liderazgo

Todas las aptitudes que hemos visto anteriormente tienen que ver en cierta forma con las habilidades de liderazgo. Cabe tener en cuenta que estas no importan solo si en nuestro trabajo tenemos un cargo asociado a la supervisión de equipos: podemos ser líderes en muchos otros contextos informales.

Con información de Psicología y Mente.

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