Emociones

¿Quién “decide” morir?

“Es solo una llamada de atención”
“si lo dice, es que no lo hará”
“si hubiera querido matarse, ya lo hubiera hecho”

Tristemente pensamos que las personas que planea suicidarse, simplemente lo harán y no darán viso alguno de ello, pero ¡que idea tan más equivocada tenemos!

De acuerdo con las estadísticas de INEGI (2015), a nivel mundial más de 800 mil personas mueren por suicidio cada año. En México, en 2013 se registraron 5 909 suicidios. El 40.8% de los suicidios ocurren en jóvenes de 15 a 29 años. Entre el año 2000 y 2013, la tasa de suicidios presentaba una tendencia creciente, pues de 2000 a 2013 se elevó de 3.5 a 4.9 suicidios por cada 100 mil habitantes. Las diferencias por sexo son visibles. En 2013 la tasa de mortalidad por esta causa fue de 8.1 por cada 100 mil hombres y de 1.7 suicidios por cada 100 mil mujeres.

Con respecto a nuestro Estado, durante el 2001, los intentos de suicidio registrados en menores de 15 años representó el 6%, mientras que el porcentaje correspondiente para los suicidios consumados en esta población fue del 3%. Con respecto al género, quienes llevaron la delantera referente a los intentos de suicidio fueron las mujeres (84.6%); mientras que en los consumados los hombres representaron el 56% (INEGI 2004).

Durante el 2006 y 2007, Sonora ocupó el puesto número 10 a nivel nacional en cuanto a suicidio refiere, sin embargo, fuentes del Servicio Estatal de Salud Mental manejan a Sonora como el 5to lugar Nacional en cuanto a Suicidio juvenil (Amparano, en prensa, 2009).

Ante estos números queda claro que es de suma importancia romper con el tabú que encierra el tema de suicidio, que es sumamente necesario tocarlo, sentirlo y reconocerlo. Que no quede en el silencio el dolor de los sobrevivientes. Es una realidad que conforme va pasando el tiempo, más gente se va aliando a la idea de cometer suicidio y no es que sea un acto de “cobardes” o “valientes”, es un acto de salvación, sí de salvación, la única que la persona encuentra en ese momento de su vida pues la muerte le salva de seguir en la existencia que en ese momento encuentra tan dolorosa.

De acuerdo con la Organización Mundial para la Salud, el suicidio es definido como “un acto deliberadamente iniciado y realizado por una persona en pleno conocimiento o expectativa de su desenlace fatal” –y es entonces que hago énfasis en esto que menciona “…EN PLENO CONOCIMIENTO…”, en pleno conocimiento de ¿Qué? Me queda claro que quien piensa en la muerte le queda sabe con certeza que busca dejar de respirar, de sentir y que por ende tampoco volverá a disfrutar de la vida, de los dias lluviosos, del amor, de la sorpresa y de todo lo que conlleva la vida misma.

Eso es claro ¿cierto?, pero ¿qué pasaría si me voy un poco más allá y cuestiono si le queda claro que lo que está viviendo en ese momento (o en esos años) es la penumbra de su pensar? ¿qué las cosas puderan verse y vivirse desde otro ángulo?, ¿qué pasaría si averigua que lo que le está llevando a pensar en el suicidio es su mente, son sus neurotransmisores que andan bailando a otro son?, ¿qué no es que no pueda ni que esté mal, sino que no está en él/ella en ese momento, bajo esas circunstancias, el poder salir de esa situación por su cuenta?… si me voy a profundizar en estas preguntas,¿será que la persona está en pleno dominio de su conocimiento al momento de cometer suicidio?

En mi vida tengo 3 experiencias con este tema, una en cada etapa del suicida: un amigo que forma parte de las estadísticas de los actos consumados, mi madre que se quedó hasta la ideación suicida y una pareja que se quedó en la conducta y que afortunadamente no avanzó más. Además he tenido pacientes que han estado coqueteando desde la rumiación hasta la ideación suicida. En lo personal, no ha llegado el momento en el que piense que la muerte sea mi mejor opción PERO no descarto que me llegue a pasar, aun siendo psicoterapeuta y explico porque:
Cuando una persona llega a coquetear con la idea de suicidarse, es porque la situación que se ha encontrado viviendo está sobrepasando los recursos emocionales de los que es consciente. Se está convenciendo que en verdad ya no puede con esa vida y está convencido(a) de que no hay otra solución, por lo que la muerte pareciera ser mejor opción.

Cuando una persona brinca de la planeación a la ejecución y sobrevive para contarlo, suele mencionar un estado de impulsividad, de estar “fuera de sí mismo” al momento de llevarlo a la acción. Hay quienes refieren que perdieron hasta la fé, y al no tener en qué anclarse a la vida, la muerte era la mejor opción. El punto es, quienes están ideando su propia muerte, es cierto están atendiendo a su derecho de “libre elección” (entre comillado puesto que esta libertad está sujeta a la frustración que se encuentra viviendo en ese momento de su vida) pero también tienen la opción de elegirel replantear su vida, que esta sea diferente y tienen todo el derecho de saber que eso que viven es normal y que con la ayuda adecuada pueden librar esa batalla.

Si de derechos hablamos, tenemos tanto derecho a la muerte coomo a la vida, lo unico que yo proclamo aquí es la libertad de hacerlo. Pero la libertad entendida desde esa tranquilidad mental y emocional, ésa que te ayuda a tomar una desición con la que estés realmente contento, no resignado sino satisfecho completamente… algo poco usual en personas que deciden atentar contra su vida.

Problemas económicos, depresión, ansiedad, baja autoestima, desesperación, duelos no resueltos, pobre manejo emocional, entre otros, suelen ser algunas de las causas de esta situación.

La población más vulnerable hoy en día son nuestros adolescentes, pareciera que conforme vamos avanzando, más nos vamos desconectando de nuestras emociones, y los jóvenes son los que están viviendo esas secuelas. Nuestros adolescentes se sienten solos, incomprendidos, viven en dos mundos: el real y el virtual y en ambos pueden ser los jóvenes más idolatrados o los más odiados. Estamos en una sociedad extremista donde, o eres el bueno o eres el malo y son estos extremos los que hacen que nuestros jóvenes, aunado a las propias características de la adolescencia, se vuelvan más vulernables al suicidio. Su impulsividad, la intensidad con la que viven las emociones, el pobre manejo emocional que tienen de las mismas, la serie de eventos de vida que suceden en esa etapa (divorcio de padres, muerte de un ser amado, rompimiento amoroso, bullying, etc), entre otros, son factores de riesgo para nuestros jóvenes.

¿Qué hacer para prevenir esta problemática?

La cercanía emocional, el no temer a hablar de la muerte, el no obviar los “pequeños e insignificantes” comentarios sugerentes sobre el tema y sobretodo el no temer preguntar directamente si han pensando en suicidarse (sin dejar de lado el preguntar cómo, con qué, cuándo, de qué manera) pueden ser de gran ayuda ante los primeros signos de alerta.

A continuación te dejo la siguiente información para la ayuda a la prevención del suicidio:
Si alguna persona que usted conoce:
• Amenaza con suicidarse
• Habla o escribe acerca de que desea morirse
• Parece deprimida, triste, taciturna, ajena o desesperada
• Presenta significativos cambios en su comportamiento, aspecto, humor o disposición (ya sea que cambie de “normal” a deprimida, o viceversa)
• Abusa de drogas o alcohol
• Se lastima a sí misma, deliberadamente
• Emplea frases que invitan a reflexionar sobre su ideación suicida, como: si faltara nadie me extrañaría; me quiero morir; no vale la pena mi existencia; ya no quiero existir; quisiera desaparecer para siempre; etc.
• Regala sus más preciados efectos personales…

¡CUIDADO!
ESTAS FRENTE A UN SUICIDA POTENCIAL

TU PUEDES AYUDARLE AL:
• Permanecer lo más calmado posible
• Escucharle con atención
• Tomar en serio las amenazas de suicidio
• Dejar que el suicida potencial hable acerca de sus sentimientos
• Aceptarlo, ¡no lo juzgue!
• Preguntándole si ha tenido pensamientos de suicidio.
• Pregúntele con cuanta intensidad y frecuencia ha pensado en ello
• Pregúntele si tiene algún plan para llevarlo a cabo
• Averigüe si esa persona cuenta con los medios para llevar a cabo su plan.
• No le jure guardar el secreto; más bien comuníqueselo a alguien.
• Asegure a esa persona que está bien y que es necesario que reciba ayuda por un profesional.

Reflexión final:
¿Por qué hemos convertido en un tema “prohibido” el suicidio? Si nos ponemos serios en esto, todos estamos en un suicidio encubierto con cada acto que va minando nuestra salud emocional y física, o, me vas a negar que cada vez que te callas lo que sientes, que comes lo que no debes, que no acudes con tu médico ni tampoco haces ejercicio, ¿no es una forma de irte matando de a poquito?

marzo

Paulina Márquez
Psicóloga Clínica
www.paulinamarquez.com

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