Rescatando a mi niño [interior]
Por Paulina Marquez
Los niños son maravillosos por su inocencia, creatividad, valentía, espontaneidad, sus ocurrencias, ellos no piensan en los peligros, para ellos es más importante vivir lo que en ese momento tienen, perdonan pronto y olvidan rápido; podemos decir que los niños nos enseñan mucho sobre vivir el aquí y ahora, sobre la importancia de sorprendernos día a día con las cosas de la vida, pero… ¿qué sucede cuando nosotros ya hemos perdido esa magia?
Es común que de adultos nos riamos sobre las “tonterías” de los niños, que nos parezca absurda la idea de divertirnos en los columpios o incluso de asombrarnos con los animales, ni que decir de nuestra capacidad para darle utilidad a las cosas de una manera diferente como lo hacen los niños… crecimos y nos compramos muy bien aquello del “papel del adulto”, “ de la madurez” pero de lo que nunca nos dimos cuenta es de todas esas veces que en nuestra infancia no nos permitieron expresar, ni satisficieron nuestras necesidades, crecimos con ellas y hoy en día son estas carencias las que nos llevan a dirigir nuestra vida.
Te preguntarás ¿cómo es esto?
¿Te ha pasado que te frustras porque las cosas no salen como tú quieres o como las habías planeado?, ¿te has visto en la penosa situación de experimentar celos?, ¿de pronto te encuentras demandando afecto a los demás?… si has respondido sí a algunas de estas preguntas, quizás tu vida pueda estar en las manos de tu niño interior –posiblemente herido-.
Haz una revisión de tu vida, sobretodo de tu infancia y pon especial interés sobre aquellos recuerdos que te hacen sentir nostalgia, que aún duelen; quizás te encuentres con que de pequeño(a) tus padres no te dieron el abrazo que tanto esperabas, o que por más que tratas de sobresalir sobre los demás nunca fue suficiente, a lo mejor encuentras que te hizo falta escuchar que eras amado y que por el solo hecho de existir eras valioso. Revisa profundamente en tu vida infantil y si encuentras vacíos quizás te lleven a darle explicación al porqué de muchas de tus conductas y sentimientos actuales.
Te invito a que juegues y pasees a ese niño(a) tan especial, ese ser único que sin ti no existiría, quien tiene tanto que enseñarte y a quien le tienes tanto amor, me refiero a tu niño interior. Llévale al parque, a pasear, a comer una nieve, tirarse a rodar por el zacate, hacer alguna travesura, reír hasta que el estómago duele por nada, a la inocencia y la aventura de descubrir cada amanecer… llévate a sanar a tu niño interior y dale todo lo que “allá y entonces” no le fue dado para que “aquí y ahora” pueda ser fortalecido y convertido en esa persona adulta que físicamente es… que físicamente ERES.
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Psicóloga Paulina Marquez